¿Cuál es la causa?
Por Susana Dillon
El periodismo oral, escrito y televisivo no se da tregua contando los casos cada vez más violentos donde mujeres, niños, jóvenes y ancianos son las víctimas más frecuentes de la delincuencia desatada por todo el país y no pensemos que es casual, sino causal. Obedece a la lógica macabra de que se eligen los más débiles, los más indefensos, porque resulta más fácil.
Las autoridades civiles y los uniformados parece que se hubieran puesto de acuerdo para ser menos eficaces para contener la avalancha de asesinatos. Más bien se instaló comodamente la mafia sin que advirtiéramos siquiera un gesto por contenerla y menos combatirla. Los que debieron hacerlo, están haciéndonos votar, siempre a los mismos. La corporación política demostró abiertamente que "quien calla otorga".
La sensación de estar indefenso es tan evidente, que ya se toma la perspectiva de que a cualquiera le toca en este preciso día ser asesinado en cualquier calle o en su propia casa.
Pareciera que cada uno de nosotros ya se ha concientizado de que nuestras vidas no tienen valor.
Vamos a los ancianos: no hay nada más fácil y productivo. Se lo mata de un solo golpe, como a los conejos, sobre todo si se hacen sospechosos de poseer algún pequeño bien, renta o jubilación.
A las mujeres las matan sus maridos, compañeros o amantes, aquellos que alguna vez dijeron amarlas o los que con un arma pueden saciar sus instintos.
A los niños les cae como un rayo la lascivia o algún morbo sexual de los que encuentran más placer cuanto más destruyen. Hasta ha proliferado la violación y el sometimiento de sus propios hijos e hijas.
El asesinato luego de la violación, es drama cotidiano y los que imparten justicia dan la sensación de proteger más al delincuente que a las víctimas. Al violador, se le coloca la pulserita y le dan puerta enseguida para que repita aceleradamente el mismo delito.
Los delitos sexuales son los de mayor difusión, porque existe una verdadera promoción de escenas donde el sexo se exhibe sin pudores. La pornografía se explaya a sus anchas en avisos de ventas que promueven desde una gaseosa a la roncadora ilusión súper-sport. Todo se publicita en exhibiciones en que las descerebradas modelos muestran sus atributos con poses y expresiones prostibularias emparentadas con la droga.
Existe una relación directa entre la proliferación de la pornografía y la excitación que se produce entre personas que no controlan sus instintos.
No existe horario de protección al menor, es evidente que se quiere corromper al menor. A todas horas la oferta de sexo, encubierta o sistemática. A todo esto, se acepta mansamente lo que ofrece en sus espectáculos en que se pretende ayudar al prójimo, el maestro de ceremonias de la corrupción Marcelo Tinelli, sin disimulos y con presencia de niños, las escenas de baile, que tuvieron mucha aceptación. Allí madres y padres impulsan a sus hijas a lanzarse a la prostitución VIP (clase alta).
Y ya están listas, las adorables descerebradas para posar como modelos en avisos comerciales donde super-abundan traseros y pechugas, así se impulsa la venta que provoca gastos compulsivos, pero que apunta al deseo sexual.
Ahí tienen, por ejemplo los avisos de distintas marcas de celulares al alcance de los niños, que dejan de jugar a lo que siempre fue un cultivo de su inteligencia, para convertirse en un consumidor de escenas e imágenes de las relaciones sexuales.
Luego nos extrañamos de que los chicos, en lugar de jugar, estudiar y practicar deportes se masturben ante escenas impropias para su edad.
En la escuelas, es frecuente el agredir a las maestras que pretenden enseñar dentro de la más elemental disciplina y esta agresión es aprobada por padres y madres que tampoco fiscalizan lo que sus vástagos ven en la T.V. y en los celulares.
En un país que no valoriza los bienes culturales, ni la educación pública dejándose llevar por el alud de la decadencia de valores, la entrada pasiva de la droga, al futuro no se lo puede pretender color de rosa.
Si nada puede venderse por su propia calidad, si hay que seguir aceptando que en las tapas de revistas y publicaciones haya más culos que caras (fijarse en la exhibición de los quioscos) ¿no será que ya estamos todos pensando con el culo?.
Hace pocos días, una angustiada maestra de grados inferiores, luego de una clase informativa sobre los órganos sexuales, al levantarse un chico de nueve años a hacerle esta pregunta, se quedó sin respuesta. Seño: ¿cuántas veces seguidas se puede tener un orgasmo?
¡Cuánto ha cambiado la pedagogía desde que enseñábamos "la regla de tres simple"!. Lamentablemente, los docentes no están capacitados para situaciones imprevisibles, que nos exige el presente, donde el que no sabe manda.
Muy bueno.Acuerdo, hay pocas voces claras en medio del ruido y encima son poco escuchadas.
ResponderEliminarCariños.