jueves, 30 de julio de 2009

Legisladores descansados



Por Susana Dillon

Es de todos conocida la proclividad de nuestros legisladores en buscarse excusas para no hacer su trabajo: crear leyes, reformar otras, revocar las nefastas que se hicieron en beneficio de unos pocos y las de auto amnistías.
La sufrida existencia de los ciudadanos pasa entre crisis cada vez más frecuentes y períodos preelectorales cada vez más costosos en pos de cooptar incautos que voten a los ya muy bien conocidos.
El martes 28 próximo pasado por el Canal 13 local, lo hemos visto y oído al Diputado Cantero cuerpearle al periodista Dedominici para explicarle lo inexplicable, al recordarle el mismo interrogante que tenemos los sufridos conciudadanos con respecto a lo que hay que responderle al agro, territorio desconocido y lugar inexistente para la pareja presidencial. En tanto la crisis, registra el mayor descalabro que la ocurrida durante la "década infame". Ahí, en el reportaje, quedó el ingeniero Cantero, como una especie de Chirolita de nuestra elegante representante del Poder Ejecutivo en sus conocidas respuestas genuflexas, que salvo esas características, se las compone para no decir nada. El diputado expone lo tan comprobado hace ocho meses que el Congreso no se reúne, tres meses de vacaciones y luego a lanzarse a las permanentes e interminables campañas proselitistas agravadas por la gripe A, que si no descuidamos se juntará dentro de poco con el dengue, así que vaya sumando: hasta aquí llevamos ocho meses y ya volveremos al verano. Y si no se cambia el paso, los chacareros, estancieros, peones y patrones, tamberos y camioneros estarán en la dulce espera de ser recibidos y escuchados, en tanto nos comeremos las vacas lecheras, las seca sigue su paso letal, suben los artículos de primera necesidad y nadie parece preocuparse por los 40 argentinos que se murieron de frío, por qué subió el porcentaje de hambrientos... Y pensar que hasta hace muy poco nos llenábamos la boca con el argumento que éramos el país que podría dar de comer a 300 millones de seres humanos con lo que producían nuestros campos.
Además de los impuestos, ahora viene la boletas del gas y la electricidad a las que hay que esperar cruzando los dedos, pero los que nos deben arreglar las desproporcionadas cifras entre lo que se gana y lo que se nos hace oblar, entre los paisajes dorados que se nos pintan en floridos discursos quienes quieren convencernos de que la estamos pasando bomba, según se mira desde la burbuja rosada en donde viven y reinan.
Y según el ingeniero legislador que supimos conseguir, ese, al que le debemos la maravilla de los azudes, invento tan genial como la instalación del casino, con el que le arrancan decenas de millones a Río Cuarto, los inescrupulosos que nos metieron el invento para empobrecer aún más a los ingenuos que creen que el juego los hará más ricos.
En tanto la televisión chancha nos entretiene desde la capital con los espectáculos porno de gatas impuestas por Tinelli y su jet-set donde divas y políticos truchos son mejores que los verdaderos, aquí en este gélido imperio a alguien se le ocurrió revisar cuentas municipales donde hasta el más gil cae en la cuenta de por qué estamos como estamos. Al descubrimiento debiera festejarse más que el 12 de octubre con paella y manzanilla, porque era ahora de despertarse de las pesadillas y se las pasemos a los que arreglan las cuentas del fisco a su entera satisfacción. No nos quejemos ahora de la falta de seguridad y la corrupción en que nos hacen vivir: los ejemplos nos vienen de arriba, de los que mandan. Ahí tenemos a la pareja presidencial con su declaración de bienes. A ellos les va mucho mejor que a los sojeros. Ya que están tan empeñados con las retenciones, ¿no sería justo que ellos se sintieran tentados espontáneamente a aportar su 35%? Esta solución salomónica, al menos haría que creciera su deteriorada popularidad.
Y ya estamos, volvamos a recordar a otro prócer riocuartense a quien favorecieron sus colegas cuando le dieron quórum al votar aquella ley que permite que cuanto delincuente se sirve de las arcas públicas para enriquecerse comprando estancias, de las que se deshacen para fugarse a Italia sin que a ningún sacrificado legislador le tiemble la pera, ni deplorare lo hecho.
La oprobiosa ley que permite la entrada de divisas sin preguntar de dónde vienen, ni para qué se van, es la que a modo de auto amnistía han votado con una solidaridad digna de mejor causa.
Demandemos, conciudadanos, ya que ni Dios ni la Patria, de acuerdo a la fórmula por la que juran, les hace mella. Es hora de exigir responsabilidades, o nos pasará lo que le pasa a Honduras.

martes, 14 de julio de 2009

Honduras, en un paisaje naif, una historia sangrienta


Por Susana Dillon

Paisajes que se nos antojan creados por niños inocentes: capillitas barrocas, antiquísimas, montañas vegetadas y con flora y fauna del trópico, casitas pobres, blanquísimas, colgadas de las cumbres tapizadas con lo que quedó de bosques arrasados. Aldeas miserables con inditos de ropas bordadas. Desde el avión la capital parece un juguete, con techos de zinc herrumbrado, algún barrio de ricos defendido con murallas y casonas de magnates encerrados y un pueblo que grita libertades que las disfrutan otros, con historia de dictaduras golpeadoras que igualan a las de sus vecinos: Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Gente que se acuna entre volcanes y que la arrullan los dos océanos, donde imperan los reyes de las bananas y de a ratos gobiernan. En las plantaciones, que devoran sus peones, esos que llevan a la espalda la mochila de químicos que matan las arañas de los cachos, pero que mueren por los venenos que llevan a sus espaldas, inhalándolos. Algo que si no te hace pensar, o sos un oligarca o sos lelo.

Por eso allá, en las honduras del paisaje, los gobernantes son los señores de revólver al cinto o son los militares que se intercalan en los golpes, "para que aprendan, estos mierdas a estarse quietos y callados". Y de paso cambian de bando pero no de pensamiento.

Las naciones de Centroamérica, en grado menor Costa Rica, son un muestrario de lo que se hace con los golpes militares, nomás en Guatemala, se han contado por encima de 260.000 desaparecidos, la gran mayoría pueblos originarios, a los que se les han quitado sus tierras, campesinos, como los familiares de Rigoberta Menchú, premiada con el Nobel, porque siguió peleando por sus hermanos de sangre.

Honduras fue descubierta por Colón en su cuarto viaje en 1502 y fueron sus marineros los que le dieron ese nombre al llegar a la costa, se dieron en que el mar era muy profundo donde tuvieron dificultades para fondear.

El país fue conquistado por Hernán Cortés en 1523, quedando como parte del territorio de Nueva España (México) cuando se convirtió en virreinato. En 1838 recién se independizó de la Confederación Centroamericana. Su existencia ha sido una de las más agitadas de la América Central, hasta estuvo en guerra con Guatemala por cuestión de límites.

Pero lo que verdaderamente impidió su desarrollo fueron los gobiernos dictatoriales interrumpidos, a veces, por gobiernos civiles, pero con filosofía oligárquica. La embajada norteamericana tuvo mucho que ver en este punto, como lo ocurrido en toda Latinoamérica.

Su riqueza está representada en los cultivos de frutas tropicales, la caña de azúcar, el cacao o el café, cereales, arroz y yacimientos de oro.

La población está integrada en su mayoría por indígenas, herederos de los mayas, mosquitos y payas. Los representantes de las razas africanas se dedican a las plantaciones de bananas desde hace varias generaciones.

Uno de los atractivos turísticos es la antigua ciudad de Copán, llamada, "la París de los mayas", centro arqueológico de gran valor, visitado por todos los interesados en las civilizaciones pre–colombinas.

Los tesoros arqueológicos han sido verdaderamente saqueados por las universidades norteamericanas. Objetos de extraordinario valor científico y artístico se exhiben en la actualidad en el Lincoln Center de Estados Unidos. Conociendo a esta tierra de bellos paisajes y sufrida gente, no nos resulta extraño lo que ocurre en estos momentos con el Presidente Zelaya que resultó prácticamente echado por la fuerza militar y parte de la población animada con el presidente de facto que esgrimieron la excusa de quererse perpetuar en el cargo. En ambos hemos escuchados floridos discursos esgrimiendo los Derechos Humanos y las bondades de la democracia.

Ante tal panorama, la Organización de los Estados Americanos, jamás ha intervenido en caso de golpes militares en el continente, ahora parece tomar las riendas. Tal vez sea por la influencia del doctor Insulza, Secretario General de la OEA a quien conocemos por ser un prestigioso diplomático chileno, tal vez pueda conducir con éxito esta patriada.

El problema durará tiempo y de difícil solución donde los encendidos discursos ya han sido dichos hasta el hartazgo.

En cuanto a los participantes en estos cabildeos, sería oportuno que arreglaran los problemas en casa antes de meterse en los ajenos.

Aquí tenemos una seca que nos está devorando, una gripe que nos preocupa seriamente, un Congreso que hace ocho meses que no funciona y nuestra Cristina que no se baja del Tango.



Ale, desaparecido en plena democracia


Por Susana Dillon

Si hay algún crimen que no debe quedar impune es el de Alejandro Flores, por las características de cómo fue encubierto para vergüenza de los que nos sentimos democráticos y sobre todo, de los que hemos estado interesados en el caso, en seguir los acontecimientos, especialmente si ese delito pasa a sentar precedentes cuando el acto criminal cuesta vidas indefensas. Sí, nos compromete porque no podemos quedar en la sola contemplación del caso o en el sólo acompañar a los deudos en su dolor.

No es suficiente para todo ciudadano, que ante su vista y paciencia quede que el crimen perfecto existe y que lo perpetraron los miembros de las instituciones en que debieran descubrirlo y condenarlo.

A 17 años de la desaparición de Ale y por la constancia y el tesón de sus padres, aquel niño que recién iniciaba sus juegos, fue muerto, tal vez involuntariamente, pero primó en sus victimarios la cobardía, la falta de decisión, la ausencia absoluta de ética y de moral que demostraron tanto los agentes como los superiores y demás autoridades que por esquivar responsabilidades, encubrieron. La Justicia ordinaria de Río Cuarto y su policía sumaron otro baldón, a los que se fueron amontonando casos de apremios ilegales, pero de otra índole. No puede el pensamiento ciudadano desprenderse de esa sensación de indefensión que todos tenemos cuando llega el tema de Alejandro Flores a la memoria colectiva. Es donde la tolerancia y la comprensión tocan fondo: un niño pequeño, de un hogar humilde, no interesó ni hubo buena disposición en la pesquisa. Pero veníamos de años de impunidad cimentada en la dictadura que se asentó cómo un buitre carroñero en nuestras vidas, dándole poca o nada de importancia, prefiriendo la salida mentirosa y el testimonio de dos mujeres a las que se recurrió con el niño en agonía

¿Qué importancia tuvieron las lágrimas de esa madre con los brazos vacíos?

¿Qué pensaron los guardianes del orden cuando escondieron al niño en lugar de sincerarse y blanquear el hecho, al menos para que los padres desesperados no caminaran leguas en búsqueda del chico en lugar de dar pistas falsas del que ya no existía? ¿No se pusieron en lugar de sus padres en el sufrimiento de buscarlo durante 17 años condenándolos a la permanente incertidumbre, una nueva tortura inventada por los siniestros cerebros de los dictadores y que les vino bien aplicar por estos simpatizantes de los métodos de tortura?

La incertidumbre es una espina que se clava en el cerebro del que busca sin éxito lo que se ama, el no saber si vive, si está sufriendo, si come, si tiene frío, si nos llama...

La incertidumbre, tortura a la que todavía no se le ha puesto la pena, ni tiene tratamiento psiquiátrico.

Son años tratando con la pesadilla, siempre repetida, siempre presente, sin una luz al final del túnel.

Por dura que sea la condena que les den a los delincuentes que perpetraron la muerte del niño, es nada comparado con el tormento sufrido por los padres al buscarlo infructuosamente, en largos y penosos viajes, sin medios y sin descanso. Tampoco no habrá reparo monetario que cubra la ausencia. La tortura moral de tener un desaparecido no puede mensurarse. No hay reparación que valga. Siempre sentiremos esa voz querida que nos llama, oiremos su llanto, pensaremos co mo se encuentra y si ya habrá dejado de sufrir.... El pensamiento no se aparta del monotema. ¿Dónde estás?¿Por qué te tuvo que tocar a vos? ¿Qué te hicieron? ¿Por qué seguir extendiendo las manos en la permanente búsqueda?.

Los que dispusieron esto ¿Tendrán la conciencia amable y no les reprocha este crimen?

Ahora es el momento de exigir Justicia, que a quien le toque no se le escape la instancia tremenda de la condena que ya purgaron los padres de Ale buscando a su niño. Ya que no se recuperan los muertos, que se haga justicia con los vivos.

Debemos demandar el que haya leyes que vuelvan a educar, para la democratización de las fuerzas policiales, para que sus miembros se sientan servidores del Estado y que desde el Estado no se pretenda ser juez ni verdugo, porque su profesión los remite a ser protectores y guardianes de la ley, un doble trabajo para los que hay que educar.

Poco se ha hecho desde el Congreso en este sentido.

La policía que está golpeando a los jóvenes y los hacina en sucios calabozos, como el conocido caso de Miguel Leone, no es garantía de orden y protección. Pero no estamos en situación de denostarlos, sino de educarlos y eso se logra demandando, marchando, protestando, militando, así les damos trabajo a los legisladores que luego de tantas ausencias y opíparos sueldos, les caiga la ficha y hagan lo suyo.

Al señor juez que le toque bajar el martillo en este caso, que le devuelva a la ciudadanía su fe en la Justicia.