jueves, 27 de enero de 2011

ESTAMOS EN DEUDA CON LOS PUEBLOS ORIGINARIOS.





A pesar que el gobernador de Formosa, los quiere borrar del mapa, los qom
que también son llamados tobas, una de las etnias que desde tiempos inmemoriales ha poblado el norte argentino, se niegan a ser otros desaparecidos ...y no son sólo ellos.
Parece que el gobernador de la provincia , con notable población autóctona está más cerca del pensamiento de Roca, que exterminó varias etnias que los nuevos vientos que soplan en favor de otorgarles las tierras que por derechos adquiridos les pertenecen.
Los hemos visto en la T.V. y en varios órganos periodísticos, defender su postura mediante una huelga de hambre, (siendo que el hambre en ellos es un flagelo que los sigue desde hace centurias). La tierra que a ellos se les niega, es la que regalan a los extranjeros que poco a poco y sin disimulo se van apropiando , como ya ha ocurrido con la Patagonia. 
No nos basta con lo que sale en los periódicos y las notas televisadas para saber lo que está pasando en esa provincia con detalles de una violencia desatada contra los qom para las últimas elecciones, el averiguar las cifras de la mortalidad infantil, la miseria que espanta en los adul tos y la persecusión racista que allí se practica sin que se levanten voces de reprobación ante este atropello a los Derechos Humanos pisoteados desde el poder.- ¿No era que los Derechos Humanos se habían instalado en el país y que tenían ahora plena vigencia?
Están en riesgo de desaparecer más de 4.500 personas entre ellas muchos niños que habitan 2.500 hectáreas donde se reclama otras tantas para poder siquiera alimentarse y de paso se cumpliría con la reparación histórica que se exigen ya que hay legislación que lo avala .Pero el Sr. Gobernador permanece inmutable ante lo que es "la ley", pero más lo seducen esas 2.500 hectáreas si en el revoltijo las puede ususcapear o pasarlas a nombre de terceros como se viene haciendo impunemente desde la oprobiosa "Campaña del Desierto" comandada por Julio A. Roca en su segundo genocidio. Al Sr. Gobernador lo deja ciego la teoría neoliberal que pone en práctica en su provincia.
Otros pueblos originarios, se llamen mapuches, wichis, collas, quichuas o guaraníes se suman a los qom por idénticos problemas...
Recordemos que en tiempos no muy lejanos, los mexicanos , fueron invadidos lenta y silenciosamente por los texanos y que cuando quisieron acordarse los verdaderos dueños, los invasores levantaron la bandera de los EE.UU. pasando ese territorio invadido a completarse con el estado mas extenso siendo otra estrella más de los Estados Unidos de Norte América. Por este arrebato, hasta hubo una guerra que todavía duele. Hagamos memoria y no le permitamos a este nuevo entregador lo que se viene proyectando desde su violenta manera de gobernar.
Que nuestros pobladores originarios tengan sus tierras para no morir, que no tengan que sufrir mas huelgas de hambre en una provincia de hambre centenaria, justo en tiempos en que nos llenamos la boca sólo con palabras de los Derechos Humanos.

Susana Dillon
Madres de Plaza de Mayo
Río Cuarto (Cba.)

domingo, 9 de enero de 2011

Los besos y el sexo


Por Susana Dillon


Desde que se habló de sexo, se anduvo a los tirones con el tema de que si los besos eran los provocadores de otras reacciones en cadena, si eran un mero pasatiempo para arribar a otros terrenos o si constituían una vía de escape para las emociones. Se han derramado tanques de tinta para vapulear esta costumbre en que los humanos andamos estirando la trompa.
Hay besos inocentes, de madres a hijos, de padres a niños, de compañeritos de jardín, de nietos a abuelos. Esos nada tienen que ver con el sexo, son inocuos.
Por otra parte, el beso constituye una ceremonia de afecto o de respeto o de reverencia y si se quiere de sumisión ante el poder de los más fuertes, pero con esos no se han escrito novelas ni se han filmado culebrones.
Antes, en épocas románticas, los besos se robaban, así lo atestiguan poemas y canciones. Ahora más vale, prefieren robar artículos más sólidos, sobre todo si se actúa en política o en economía. Por aquellos latrocinios hasta se declararon guerras, como la de Troya. Primero París le robó un beso a Elena y después se la llevó entera. De allí que se vino a escribir la historia de Grecia, para tortura de los chicos del secundario. En esa época se instaló el "camouflage" como recurso bélico fabricando un caballo lleno de gente adentro que fue el antecedente de lo que luego hicieron los conquistadores (pero con caballos afuera), y luego se nos metió la CIA por tierras de Latinoamérica, con caballería blindada. Versión moderna del caballo de Troya.
Hay besos de reverencia que se depositan respetuosamente en la mano, son el colmo de la ceremonia. Pero algunos, como el Homero de "Los Locos Adams", empiezan en la mano y la siguen tomándose hasta el codo, susurrando seducciones en francés con cara de fauno y miradas siniestras.
Ahora bien, el beso de amor se deposita en la boca, como quien se quiere masticar un asado. Se lo introduce en  del contricante allí, jugueteando, o donde le den cabida.
Hay un beso, unidad de "balor para boner la blata en los baíses árabes, de eso hay que breguntar al bresidente cuando se va de gira bor esos orientes".
Cada país tiene sus respetables costumbres con respecto a este acto: en México, los aztecas ni por broma se besan entre varones. Sólo de varón a mujer y metiendo en la boca contraria hasta el bigote. En París se besan varones y varones, féminas y féminas, o todos revueltos, según la circunstancia. En caso de recibir la condecoración de la Legión de Honor o si se llega a primer ministro, hay que recibir una andanada, pero bien sonoros. Hay que recordar que los franchutes inventaron el beso chupado y también el bidet.
En Italia es totalmente vulgar el beso entre varones así haya mujeres disponibles por los alrededores y sean tan apetecibles como otrora lo fueron Gina o Sophia. Los mafiosos se han dado suculentos besos mientras se ejecutaban mutuamente con ametralladoras.
En la Unión Soviética, los grandes líderes políticos se saludaban con besos en la boca, generalmente con una brutal baranda a ajos y vodka, lo cual explica por qué se hizo kaput el comunismo.
El beso, preludio del acto amoroso, entre los esquimales no se da con la boca sino con la nariz. Los muchachos se vuelven locos a los nariguetazos (sin polvos nocivos, se entiende) con las laponas, que son muy vergonzosas, pero terminan aflojando. Para hacer más cálidas aquellas noches polares, se pintan de rojo la punta de la ñata.
Los bosquimanos la complican, se besan con las orejas. La llegada de la TV a las selvas los ha aculturizado, ahora se prenden como choncacos lo mismo que en las telenovelas.
En Guatemala, él le ruega a ella, "un jetazo". De allí que los vecinos hayan acuñado la frase, "salió de Guatemala y se metió en Guatepeor".
Darse besos en público es algo así como una fanfarronada, gusto por exhibirse en el momento en que se la está pasando bomba ante una multitud de gesto avinagrado por las circunstancias del diario vivir: levantar documentos, recibir a la suegra o someterse a la política neoliberal.
He visto a fogosos amantes sepultarse por una repleta ensaladera en un coqueto restaurante, he auxiliado a parejas pegoteadas de arena en las playas empalmeradas del trópico, he presenciado en un camping a un montón de envidiosos aplaudiendo a la pareja que ejecutaba "en una pequeña carpa, un gran amor", cuando sólo estaba en los primeros escarceos del encuentro.
Pero la variante del beso que más preocupa al elemento femenino son los besos rabiosos, apasionados, olorosos y atléticos que se dan los futbolistas cuando al final de una jugada con gambetas, pases de novela y sorteando adversarios geniales convierten el gol milagroso.
Aquellos besos en racimo, en montón, entre sudores y lágrimas, arrodillados y a los tirones que se dan nuestros dioses domingueros... ¡Qué quieren, me parecen un despilfarro de energías y un pecado mortal!