jueves, 31 de julio de 2008

La imprenta, el internet y los grafitis.

Por Susana Dillon


“En muchos casos la censura permitió la supervivencias de obras que de haber circulado libremente, habrían sido olvidadas”
  Ana Laura Pérez.
“Libro prohibido, libro deseado”
  Viva Nro 1489


Gütemberg ni se soñó, cuando inventó la imprenta que las ideas se iban a propalar y reproducir como si las parieran las conejas. No sólo a la gente se le produjo el frenesí colectivo de leer, justo en tiempos de tremenda ignorancia, al ingenioso alemán se le ocurrió, con tipos de letras en las formas más económicas y rápidas, mucho más práctica que aquellos pesados y enormes incunables(1), que guardaban la fe o la sabiduría para la clase privilegiada que era la depositaria del saber: los monjes eruditos o los escribas de los reyes, ya que los soberanos medioevales, dedicados a las guerras, eran brutos de padre y madre. Pocos fueron letrados y sólo unos pocos fueron mentados como “sabios”. Recordémonos de Alfonso X. 
Junto a la propagación de las ideas políticas, y sobre todo las religiones, se inventó la censura. Fue el primer acto reaccionario contra la propagación de la lectura a nivel masivo. Fue el querer contener y aún destruir los bienes de la información. (Cuanto más asnos, más fácil de dominar).
La Santa Inquisición no sólo desató las furias contra los que pensaran por su cuenta, también mandó a las hogueras a los libros considerados heréticos o prohibidos por la censura. Cayeron de a miles en llamas, no sólo los de Galileo Galilei, sino los que no estaban de acuerdo con lo que el Papa mandaba en la Iglesia Católica, o los de aquellos que fueron la gloria de la literatura universal: El Quijote de la Mancha, la Divina Comedia y centenares de otros. La imprenta fue vista entonces como invención del diablo, hubo quienes no se bancaron que el conocimiento llegara a las clases bajas, abriéndoles los ojos en todas direcciones.
La reducción del costo de los libros y la facilidad de reproducirlos de a miles en copias del mismo, cambiaban las relaciones de la sociedad europea. Las prédicas de Lutero, el gran rebelde, se vio favorecida por el invento. El Quijote, libro de mayor circulación, fue perseguido en España, no se dejó llegar a América oficialmente, pero lo traían oculto en sus alforjas los que venían a leerlos a escondidas aquí. ¡Pobre del que le encontraban el libro en sus baúles!
En España, para parar esta proliferación, se nombraron “revisores”, que no fueron otra cosa que protocensores, con la excusa de exigir mayor calidad en la escritura. Esto ocurría en pleno “Siglo de Oro” en que fue más florido el idioma, pero muy perseguidas las ideas de libertad.
Desde el siglo XVII tal fenómeno se viene repitiendo, agravándose durante el régimen instalado en la URSS a comienzo del siglo XX y también en Sudamérica durante los años de las negras dictaduras. Recordemos los libros que se quemaron en nuestra Universidad con el sambenito que eran subversivos, entre ellos, el de Don Juan Filloy, acordarse de “Vil y Vil” y “La sangre en armas” del poeta Osvaldo Guevara, hasta la tuvieron mal a “Caperucita Roja”, una chica descarada que usaba el color sospechoso.
Cada tanto, el enano fascista se les brota a los intolerantes y a los autoritarios. Libro, película y obra de teatro perseguida y bajada de cartel por la censura, despierta en el público una reacción contraria a lo buscado. Será por curiosidad, por espíritu de contradicción o por instintiva rebeldía que el ser humano se interesa más por lo que se le prohíbe que por lo que se le quiere meter por las narices, que el efecto resulta contraproducente.
Volviendo a Gütemberg y su invento que revolucionó el final de la Edad Media, desparramando la sabiduría y el placer de leer en épocas oscuras y de sangrientas persecuciones:
¿No está pasando algo parecido con las comunicaciones cibernéticas?
¿No está pasando algo parecido a lo que nos contaron los griegos cuando abrieron la caja de Pandora? Se destaparon tantos enigmas que ya no quedó el mundo como antes estaba.
Internet y las comunicaciones satelitales parecen impunes a lanzar lo tan oculto y sincerado como la noticia que Bush y Bin Laden son socios de meganegocios, dentro y fuera de EEUU.
Estas nuevas y aceleradas emisoras de noticias y conocimientos han hecho posible la casi desaparición del Correo Postal, otrora protagonizado por la imagen del cartero con su bolsa de correspondencia repartiendo las esperadas cartas de casa en casa, románticamente para novias, amantes, madres lejanas y entrañables amistades, con extraños sellos y perfumadas de amor.
Para los que sorteamos las persecutas de la censura, estamos en la gloria. Gracias al cyber se envían noticias y se difunden cosas horrorosas, siniestras, puercas, plagiadas, divertidas, interesantes, además de surtidas y desestimadas noticias que no salieron en los grandes y poderosos periódicos oficiales que publican o no, según sus negocios o influencias políticas. Este reino del todo vale pareciera retrotraernos a la lejana Torre de Babel.
Pero todavía nos quedan las paredes en que hasta podemos declarar el amor con pasacalles, sentencias divertidas o denuestos para nuestros representantes ante el Congreso, que mas velan por sus propios intereses y el partido que pueden sacar en sus enjuagues políticos. Allí, en las paredes de París se ejercitaron los estudiantes cuando en el Mayo Francés mostraron sus rebeldías, dando su cátedra de expresar lo que se piensa o lo que se sufre… y a cuanta más represión, más ingenio y humoradas. Cuando los mandones censuran no nos dejan otro camino que los graffitis que son el antecedente de los escarches en casos en que a la justicia la mandan al freezer. Decimos “que las paredes gritan cuando la prensa se calla y la justicia está dormida”.

(1)- Incunables: libros enormes cuyas hojas eran confeccionadas con cueros de animales a los que se los curtía, escribía y dibujaban los frailes en los conventos y monasterios. Allí quedaba almacenada la cultura y la religión durante la Edad Media.

SUANA DILLON.

 

sábado, 19 de julio de 2008

¡EUREKA!, ¡TENEMOS CONGRESO!

Por Susana Dillon


De las instituciones que las sucesivas crisis y gobiernos autoritarios hemos padecido, con el rótulo de presidencialistas, sin duda la que quedó más maltrecha ha sido el Congreso, vale decir los que representan al pueblo, cerrado y con los congresistas dormidos pero cobrando sus suculentas dietas. La cosa era “no hacer olas”, de este modo los decretos fueron administrados por el Poder Ejecutivo a su antojo.
Para éstas, la ciudadanía, salvo contadas excepciones guardó silencio complaciente.
Así quedó despojada de uno de sus derechos fundamentales.
A lo largo de los años de Ejecutivos “fuertes” hemos tenido “diputruchos”, chequeras voladoras, tarjeteos y coimas bajo la mesa, para arrimar voluntades. Recordar: la flexibilidad laboral, ley discutida y nefasta, se sacó con estos métodos aún en vigencia. Podríamos hacer una larga lista de libertades conculcadas y de leyes de la dictadura aún en vigencia. Ningún congresista parece haberlo advertido, pero éste no es momento para la historia pasada, ahora tenemos un incendio que hay que apagar. El tema del agro, la resolución 125, el si vendemos las lecheras o sembramos más yuyos. Tampoco sacando gente a la calle, en tractor o al sonido de los 200 pesos por participante. Ya basta de este circo. Ya estamos conscientes que no eran para todos las cuatro por cuatro y los chacareros no ataban perros con chorizos en sus residencias palaciegas. Han ido apareciendo los bien disimulados pools de siembra, los que evadieron impuestos y amasaron fortunas mientras recibían del gobierno los subsidios que no les dieron a los chicos y medianos. Así quedó fundada una nueva y angurrienta oligarquía, mucho más esplendorosa que la que Roca obtuvo luego de la Campaña del Desierto, cuando liquidó a los ranqueles y de paso también exterminó por desidia y falta de médicos a los milicos de frontera.
Tuvieron que pasar más de 100 días para que se despertaran los que dormían placidamente en sus butacas, los elegidos por el pueblo para hacer oír su voz en defensa de nuestros intereses. Sabemos que no les resultó fácil recuperar el habla luego de tantos silencios… en medio del fragor de las discusiones tuvimos que oír las voces de los que encima le echaban nafta al fuego, tanto en las carpas festivas como en los sagrados recintos.
Observamos con mucha bronca cómo se la tomaron, a semejanza de un partido Boca-River, a ver quién metía más goles, en carpas de jeques petroleros cuando en el norte hay un cura que pide que le ayuden a dar de comer y vestir a los desnutridos. ¡Vamos, hay tantos chicos con pronóstico reservado, muertos por el paco, solos en su casa viendo el televisor con Tinelli baboso tras los culitos de las descerebradas, mientras el carnaval carpero muestra la otra cara del drama!
Con este resultado favorable a los chacareros, que dio el Senado, la pareja que manda tendrá otro argumento para prolongar esta aventura disparatada con escarches inventados para seguirnos mintiendo sin que les tiemble la pera? ¿Qué pasará con algunos senadores estrellas, esos que tienen estancias, empresas, ferrocarriles, subsidios regalados y exentos de impuestos? Y… ¿Con qué será premiado el ínclito Diputado Cantero después de su exitosa actuación? ¿Le darán un Ministerio?
Estamos avizorando que los de siempre, que somos los que pagamos los platos rotos de esta festichola tendremos que afrontar el temporal de las acusaciones de la pareja presidencial que son más bien provocaciones a quebrar la poca paz que conservamos gracias a nuestra tolerancia de ciudadanos que estamos en el medio de la contienda sin comerla ni beberla.
Para eso debemos estar alertas, seguir demandando lo que nos corresponde ya que ni Dios ni la Patria se ocupan de las sinrazones que nuestros representantes nos obligan a tolerar al son de que nosotros les delegamos el mando, para que luego ellos sean manoseados y presionados por el poder central.
¿Qué se ganó con la apertura del Congreso?
El que se pudiera discutir, el que el pueblo pueda al menos patalear y oponer ideas, reclamar derechos.
¿Qué se perdió?
La oportunidad de sacarse de encima resolución 125, principio y carozo de la crisis agraria de que hemos tenido.
El que quedarán al desnudo los flojos, los traidores al pueblo, los grandes obsecuentes; no hay más que mirar en los noticieros los que aparecen rodeando a la pareja presidencial festejando sus chistes y aplaudiendo frenéticos. (Aquí sí que por la plata baila el mono!!)
Algo para recordar: no los dejemos solos a la madrugada. La ciudadanía tiene que participar vigilando que no se conculquen sus derechos y cuando firmen algún papel, OJO con la letra chica.
                     SUSANA DILLON.

sábado, 12 de julio de 2008

LAS VIUDAS, LA MALDICION BIBLICA Y UN FLOR DE GERIATRICO.

Por Susana Dillon

A aquellos que inventaron el matrimonio con todas sus trampas y demás triquiñuelas, hace miles y miles de años, primero se entrenaron en matemátIcas y más tarde, sin siquiera intuirlas, se abocaron a las ciencia sociales, para ver de qué modo nos jorobaban la vida: inventaron las legislaciones que imponían los grandes ángeles cuando andaban de mal genio. No bien los que conducían la horda agarraron el garrote para imponer sus oscuras intenciones, sacaron las cuentas de cuánto se podía ofrecer por una mujer joven, saludable y gozable. Los pobres se creyeron que todo venía en un sólo paquete. Lo demás era cosa del garrote. Un buen garrotazo en el momento oportuno, era más eficaz que el veredicto del Consejo de Ancianos que eran todos achacosos y gruñones.Lo importante era tener la horda en orden y bien disciplinada para salir a cazar, encontrar buen refugio, y conseguir por las buenas o a los garrotazos alguna fémina apetecible, cama adentro. El mercado matrimonial del sexo fuerte, estaba desabastecido como en épocas de piquetes. Tenían que salir a guerrear si querían tener quien al regresar a la cueva y tuviera el guiso a punto, el piso barrido, la hoguera encendida y un lecho de musgo para revolcarse con la mujer que le había robado al vecino. En aquellos tiempos, el hombre no había probado ningun método de seducción ni de soborno por el chamuyo, las caricias o esas zalamerías que convencen a las más reacias a perder sus virtudes. Los tipos eran una bestialidad de brutos porque consideraban que tratar a las mujeres bien era signo de debilidad y tal cosa, en su curriculum era una mancha tan terrible, como sobrellevar la más cruel de las deshonras.En tiempos tan oscuros, adversos, el hombre vivía cuanto mucho hasta los cuarenta pirulos, debido al estrés que le producían las múltiples dificultades de su diario vivir y eso que no había shoppings donde ir a tarjetear lo que se le podría antojar a su insensata compañera. Aquellos tiempos podrían muy bien haber sido felices porque no había morlacos para tirar a la marchanta como los otarios del tango, porque de esa especie bien que los hubo, pero la arqueología no ha podido individualizarlos ni con el Carbono 14.El caso es que la vida bruta que llevaban no era lo más apropiada para hacerla duradera. Es por eso que ahora, al viejo que persiste en prolongarla a fuerza de píldoras y tratamientos, los dirigentes de las mutuales... les cortan los servicios hasta volvernos al año 0 de la humanidad.La super-civilización, los adelantos científicos, el alto nivel de vida no tienen nada que hacer con funcionarios de estas precarias instituciones que se dicen de los servicios sociales que provocan más muertos que si nos arrojaran bombas nucleares.Para colmo de tantos males, la eutanasia que inventaron junto con la globalización, no sirve con las viejitas. Se mueren primero los viejitos porque Dios los hizo de barro según el Génesis, cuando manda creer que lo hizo a Adán, para que disfrutara de las cosas buenas de la Creación, pero se vino la comilona de manzanas y todo se echó a perder.A la pareja de los antojados, se les presentó el ángel con la espada de fuego y echándolos del Praíso les mandó lo peor que se le ocurrió: que se enfermaran, que se murieran, que tuvieran chicos a los gritos, todo sin mutual, y con largos y dolorosos años de vejez. Pero todo eso no sirve con las viejitas, se mueren primero los hombres, las estadísticas están conmigo. Las viejas de todas las edades y jerarquías, nos las hemos arreglado para sobrevivir y vencer a las maldiciones bíblicas, desde que el ángel que pilló a Eva comiéndose la manzana y que lo hizo caer a Adán, que era bastante lerdo.A las viudas nos han hecho malas famas desde el vamos, sobre todo cuando se metieron a querernos administrar lo dejado por el finado. Desde allí para adelante la prensa siempre estuvo en contra nuestra, cuando aprendimos a no dejarnos pasar las cuentas. Viuda que se arreglara sola la cuenta bancaria, que sola se cobrara la jubilación y que sola andara por el mundo se ponía la parentela en contra.Pero todavía se ciernen negras nubes sobre los años venideros. Llegaron desde La Docta una delegación de legisladores con un proyecto sensacional y preocupante: el proyecto de una nueva cárcel y el posible remate de las ruinas de la existente que cumplirá su primer siglo. No se aclaró de dónde sale la guita, a no ser que sea con las retenciones que se andan meneando. Luego de horas de sesudas reflexiones, se llegó a una solución delirante. Una voz que no había oído antes, enunció su asombroso proyecto: convertir la "capacha o la cuadrada" como gustan llamarla sus pupilos, en algo jamás imaginado, ni en nuestros cerebros decadentes, dijo la voz tonante -"la vieja cárcel sería buen lugar para un geriátrico".Miré a mi alrededor y constaté que la única de ochenta pirulos existente en la coqueta sala de nuestra gobernación era yo. Me ví a mi misma reclutando veteranos para armarles el piquete que trajera más dolores de cabeza que el de los chacareros desvalijados con las retenciones. Así que guardé mis iras para cortar rutas y aquí estoy queriendo armar otro frente de tormenta.Viejo/a que lea este relato de terror, ponga sus barbas en remojo y vaya pensando en su futuro. Cuando los legisladores salen por el sur, abandonando su pachorra serrana y llegan a hacer política se ponen peligrosos, hay que neutralizarlos con un buen nutrido y ruidoso piquete, algo más movido que los gestados por el agro. Las viejas reclamamos la vanguardia y los megáfonos entre los redoblantes... y nada de quedarse en casa para verlo por TV. ¡Gerontes del Imperio, uníos!

SUSANA DILLON.

viernes, 11 de julio de 2008

PALABRAS QUE MARCARON ÉPOCAS II



Por Susana Dillon


El UniKato K.
Fueron tiempos de riqueza concentrada y miseria repartida.
Sería muy interesante que nuestros analistas políticos se dieran una vueltita por las bibliotecas públicas donde se apilan en un rincón las antiguas revistas de humor, caricaturas y chistes a expensas de los protagonistas del fraude, los negociados, las entregas sin disimulos de nuestras riquezas y las tramoyas perpetradas por nuestros prohombres, como les gustó que los llamaran los chupamedias de turno.
No sólo lograron descorrer telones de lo que pasaba en la escena política, también nos enseñaron a leer entrelíneas, poniendo al desnudo a los que siempre ganaron con trampas, pero hacían bonitos discursos a los valores del pueblo. Entre aquellas publicaciones, las favoritas fueron “El Mosquito” y más tarde “Caras y Caretas” de agudísimo aguijón para que aún en regímenes duros pudieran realizar su oficio con creatividad y humor.
A Roca lo pusieron en la picota llamándolo “El Zorro” por su afamada astucia para salir ileso de cuanto exceso se le ocurrió en la escena política y en la privada. No hay más que enterarse de lo que le hizo a Ambrosio Olmos cuando lo destituyeron del cargo de gobernador de nuestra provincia Juárez Celman y su gavilla, mandándose a cambiar aires a Europa mientras su hombre de confianza (Olmos) era defenestrado indignamente. Se le dijo Zorro por lo mañoso, vueltero y sin escrúpulos. Bajo su empaque de general victorioso luego del genocidio de la Campaña del Desierto, pudo trepar a la presidencia de la Nación, un país acosado por guerras innecesarias e injustas, de las que sus nueve hermanos, por ser abastecedores de los ejércitos se hicieron millonarios en tierras y bienes raíces. Sus directos beneficiarios le llamaron “salvador de la Patria” y le levantaron monumentos que hoy todavía se discuten. Roca tuvo sus aciertos, como la implantación de las escuelas laicas, (ley 1420) o ley Sarmiento, el registro civil, la libertad religiosa, la separación de la Iglesia del Estado, que fueron bien recibidos por la ciudadanía, pero durante su gobierno se robusteció el fraude, el nepotismo, la corrupción, los nombramientos a dedo y el reparto de las tierras arrebatadas a los indios para sus amigos, parientes y socios, dejándole a su cuñado Juárez Celman esta herencia a quién por su corrupción se lo destituyó obligándolo a renunciar porque no dejó desastre sin hacer.
Juárez Celman y su hermano Marcos Juárez tiraron parejo para llevar al país a la quiebra cuando en 1889 se estrenó el primer corralito en que el país sufrió su más vergonzosa bancarrota, fruto de la vida dispendiosa de unos pocos y de la miseria del resto. Ellos inventaron los billetes sin respaldo como los cercanos bonos, se cerraron los bancos y muchos quebraron, el dinero se llevó al exterior, hubo corridas y pisadas de cajas de ahorro y cuentas corrientes, inflación y corrupción como en el 2001, pero tales demasías no figuran entre la historia que debemos aprender para no repetirla.
Pero Miguel Juárez Celman no paró hasta ser nombrado Jefe del Partido Autonomista, así concentró en sus manos todo el poder, de este modo sus detractores llamaron a esa época “EL UNICATO”, que bien mirado hoy podría ser “EL UNIKATO”: todo el poder en una sola persona. Nadie le pediría cuentas ni le haría sombra. En su codiciosa ceguera no se dio cuenta que los pueblos pierden la paciencia y estallan. Tuvo que renunciar, pero ya había hecho caja. Quedó en su lugar el Vice-Presidente Dr. Carlos Pellegrini, que tuvo que recoger los platos rotos del gran banquete.
Pero como siempre ocurre, el pueblo se tuvo que hacer cargo de saldar las cuentas con sangre, sudor y lágrimas, ajustarse el cinto y perder el empleo.
Los porteños, que son bravos para reírse de penas ajenas, llamaron a Juárez Celman “El Burrito Cordobés” y así lo dibujaron en “El Mosquito”.
El Unicazo de Juárez Celman se estableció como régimen político y les vino bien a sus sucesores, fue de allí en adelante conducta de los liberales que Mitre había puesto también en práctica, así lo expresa en su testamento político.
Aquellos fueron tiempos en que se burlaba impunemente la voluntad popular, las provincias se subordinaban al Congreso y los congresales atendían sus estancias y empresas, sin ocuparse de lo que necesitaban sus representados, sino que debían obediencia al Poder Ejecutivo que tenía la llave de la caja del presupuesto.
José María Gutiérrez en 1887 aseguró: “la elección libre es una burla sangrienta” y más tarde, Eduardo Wilde, ministro de Roca, lo declaró en la prensa: “El sufragio universal es el triunfo de la ignorancia universal”. Pero siguieron discurseando sobre los alcances de la democracia.
Pellegrini, perteneciente a la crema de la oligarquía, siguió en la lista de los nombrados a dedo, se ocupó de algo muy importante: fundó el Jockey Club.
A.J. Amuchátegui en el libro “Crónica Argentina”, comentando estos acontecimientos, registró esta metáfora sobre el accionar de la oligarquía porteña: se debía a que siempre se quedaba con el rancho, la china, el caballo y la guitarra, mientras el paisano se pudría en el fortín.
Con respecto al UNIKATO, me parece que sigue en vigencia.
¿Ud. qué opina?

SUSANA DILLON.

PALABRAS QUE MARCARON ÉPOCA I

Por Susana Dillon

El Kontubernio।
El diccionario o mataburros no es un libro que nos enseña a hablar, más bien es un montón de palabras bien acomodadas de acuerdo al abecedario, que cuando no sabemos cómo se escriben, recurrimos a él para no pasar por asnos, dándole a cada una su valor, así dentro del texto no se patean mutuamente.
Hay gente que escribe difícil para jorobar a los lectores que tienen que consultarlo a cada renglón. Los hubo famosos en el siglo de Oro, donde a los sufridos estudiantes de Literatura nos hicieron estudiar a Góngora que torturó a tanto joven indefenso con páginas de oscuro significado. Otro fue Quevedo que menos mal matizó sus parrafadas con algún que otro verso atrevido pero de tinte filosófico; le gustaron a Borges y no les digo nada de nuestro amigo Filloy que se mandaba unos arcaísmos que nos hacían temblar. Demorabas años en terminar de leer uno de sus libros, tal era el ir y venir de las bibliotecas que tenías que consultar y luego digerir.
Pero no todos fueron literatos los que nos rompieron el balero, hubo un político de fuste que se afanó (por afán ¿no?) en declamar sus arengas insondables en lo más reñido de sus campañas electorales. Hasta dicen que inventaba palabras cuando no le venían bien las ya creadas para darle “ese no se qué” que debe tener un buen discurso o una excelente prosa. Fue Don Hipólito Irigoyen a quien sus irreverentes contemporáneos le llamaron “El Peludo”, por no practicar el autobombo.
Dicen que cuando pergeñaba una andanada para su auditorio, elegía cuidadosamente la palabra que quería imponer. Una de sus favoritas en épocas de su lucha contra el fraude, las componendas y la corrupción que hizo peregrinar a todo el mundo a consultar el libro gordo fue contubernio.
Para demostrar a sus opositores recalcitrantes, los que habían impuesto a bala y cuchillo el “Usted ya votó”, para que el votante se fuera silbando bajito a casa… y “andá, votale a tu abuela”, de paso le gatillaba el bufoso y la gente se escondía en los ranchos. Siempre ganaba el caballo del comisario.
Don Hipólito en la tribuna, bramaba contra la oligarquía que había impuesto el “contubernio”, el contubernio de los que se pasaban de contras a amigos acomodados, de los que saltaban de una ideología a otra, de los coimeros y de los traidores, como fue su pollo Marcelo T. de Alvear. A todos esos les cabía el término repudiable que los incendiaba sin misericordia.
Andar en el contubernio y que lo pesquen, era para perder la honra y el crédito. Don Hipólito se buscó la palabreja que era de los tiempos del Imperio Romano, Dixit Mariano Grondona- El Sabiondo- contubernium: concubinato o cohabitación ilegítima. Pero en tiempos de Julio César guerrero, se les decía a los que dormían en una carpa común, se suponía que eran soldados que dormían “en la lona”.
En tiempos del romanticismo, cuando la gente iba al campo de excursión, a las parejas cama afuera se les decía que andaban en tratos o compañerismo de los que ocupan la misma tienda.
Séneca más bien quiso decir convivencia y hasta conciliación llegando a coparticipación y acuerdo… y ya que estamos, nos corremos otro poquito para llegar a la mayor aproximación, con la salvedad de cohabitación ilícita y ya dimos la vuelta al mundo; para no quedarnos en la palmera como sonsos: alianza o liga vituperable.
Desde comienzos del siglo XX, el misterioso, sobrio, y escurridizo “Peludo” venía machacando a su auditorio denunciando los contubernios políticos de las fuerzas conservadoras.
Se desprende del énfasis del orador que prodigaba a sus archienemigos, que en ese caso la palabra en cuestión, tenía acento de VITUPERIO, o sea lo peor de lo peor en alianzas ilícitas y vergonzantes, siempre amparadas en frases rimbombantes y de gran efecto entre cándidos e inocentes como “acuerdos patrióticos, entre ciudadanos conspicuos”.
Por eso cuando nos quieren venir a embrollarnos el cerebro los “que varias veces acudieron presurosos a salvar a la Patria” o porque se autoelogian con la sanata de “estar al servicio de los sagrados intereses del país”, nos acordamos que Don Hipólito los tenía bien calados y les aplicaba airadamente el consabido ¡CONTUBERNIO!.
Pero resulta una lástima no recordar lo que ya pasó en tiempos tan lejanos rescatando la tremenda palabreja a todos los que cambian de vereda, de ideología o de partido.
¿Quién tiene estómago para seguir a un líder que cambia por conveniencia sus valores morales, su ética, o sus simpatías?
Debe ser por eso que les admiro a los hombres, esa única lealtad que no abandonan ni en la hora de la muerte: la del equipo de sus amores en la cancha dominguera.
A Don Hipólito, “los eternos defensores de la Patria” le hicieron el primer golpe militar del siglo XX, lo encarcelaron, las hordas entraron en su humilde domicilio y lo destruyeron buscando pruebas que lo incriminaran.
Todavía no practicaban aquello que se hizo costumbre: plantar pruebas. Lo tuvieron que liberar. Se probó que era honesto. Nos dejó ese buen recuerdo. Nos dejó ese ejemplo y la palabra que lo estigmatizó a los traidores, corruptos y siempre ganadores. Ahora habría que escribirla con K.

SUSANA DILLON.

jueves, 10 de julio de 2008

COMBATE EN CALZONCILLOS




El dibujo es de E. Stein, reproducido por “El Mosquito”.
Bibliografía: Crónica Argentina. Editorial Codex. Tomo5. Pag. V 67. 1979




Por Susana Dillon




Fue en la época (1890) en que el Dr. Miguel Juárez Celman, siendo presidente de la Nación ocasionó por su inconducta en el cargo: inflación, emisión de dinero sin respaldo, enriquecimiento ilícito, nepotismo, corrupción y desorden económico provocando un conflicto que derivó en luchas callejeras, pedidos de renuncia, quiebres de bancos y peligro de golpe de estado e inventor del primer “corralito”.
Los revolucionarios armados, chocaron con las fuerzas del Gral. Levalle, en el centro de Buenos Aires.
Reunidos en retiro, en un cuartel, los ministros y el Gral. que comandaba las tropas, despertaron a media noche con la noticia que habían comenzado las acciones y que ya se habían producido víctimas.
El Gral. Levalle, en el apuro por salir a pelear, manoteó la casaca militar, el kepis de general, los cordones dorados, las botas relucientes y blandiendo la espada montó en su caballo rumbo al ruido de fusilería. Lucía su barba bien cuidada y con gesto altivo daba unas nerviosas chupadas a su Cavour; cigarro de hoja de tremenda humareda que lo hacía salivar frecuentemente, mientras rugía órdenes y contraórdenes. Carlos Pellegrini y Ramón J. Cárcano lo seguían entre los fieles que apoyaban al presidente en su hora aciaga.
Pero más apuro tenía el general que al no encontrar sus pantalones, salió gallardamente en calzoncillos (de aquellos largos y sin botones en la bragueta, como los actuales de invierno) a vencer a los revoltosos.
Montado en su alazán, alta la cabeza y a paso airoso, recorrió las calles adoquinadas de vuelta al cuartel, muy ufano de haber dispersado a los rebeldes que seguían a Alem e Irigoyen.
Al ser felicitado por sus camaradas recién se da cuenta que anda en paños menores, cuando un asistente le alcanza los pantalones.
A esta revolución, que se llamó “del Parque”, se la recuerda por esta circunstancia, Levalle fue un militar italiano que actuó en nuestro país como otros extranjeros que participaron en La campaña del desierto, conflictos posteriores y la Revolución del Parque, donde participaron Alem e Irigoyen como contrarios del gobierno de Juárez Celman “que no erró desaciertos” durante los años que gobernó, ajeno al orden, las leyes y los intereses del pueblo. Ha sido el gobierno civil más corrupto que hemos tenido.
Las novelas picarescas han abusado de las escenas en que los amantes tomados in fraganti, han tenido que huir saltando muros y ventanas en paños menores para salvarse de las iras del ofendido. Pero el apurado trance de un general en bolas, es todo un acontecimiento histórico poco conocido.
Ver al general espada en mano, en la otra sosteniendo las riendas del corcel, no habrá tenido oportunidad de cerrarle la jaula al pájaro con tanto jaleo bélico, Levalle quedó registrado como un gringo recalentado por las circunstancias y ofuscado por entrar en combate, salga lo que salga.
Eh, la güera e la güera!-, habrase dicho y se prendió de la espada como en los tiempos de Julio César, sin advertir lo comprometido que quedó para la posteridad.
En ese tiempo no andaban los periodistas gráficos registrando el momento, pero un dibujante llegó oportuno.