viernes, 20 de marzo de 2009

24 de marzo de 1976.-El inicio del terror

Por Susana Dillon

Cada vez que llega marzo, para las que perdimos a nuestros hijos en la última dictadura, entramos en un estado de vigilia, de meditación, de dolorosos recuerdos.

Los militares, con nosotros, experimentaron una de las torturas más desgarradoras, prolongadas y destructivas: el sembrar en nuestras vidas la incertidumbre de lo ocurrido con los "chupados" por el régimen. Eso de secuestrar a nuestros familiares sin conocer el porqué, ni si todavía existían, una nueva táctica de hacer la guerra y pretender pasar por inocentes negando las torturas, las vejaciones y las muertes. Si alguna vez volverían o si sólo nos entregarían sus sombras.
Años de ir a Buenos Aires, congregarnos en la Plaza de Mayo, comprobar que eran miles las madres que reclamaban lo mismo y que todas decían ser parecidas o iguales las desapariciones.
Desde entonces la Casa Rosada, fue el lugar que perdió su prestigio de ser "la casa de todos" para convertirse en la guarida de los tiranos, patria de la mentira, que nos martillaban en los oídos: "tus hijos estarán tomando sol en alguna playa del Caribe". Lo que debió ser el sillón donde reinara la democracia, poco a poco se convirtió en un shopping de disfraces que cada tanto cambia el ambiente y a diario mudas de ropajes.
Para siempre tendremos en la memoria, la imagen que, desde las ventanas el dictador de ojos de serpiente, nos llamó "las locas", porque clamábamos por nuestros hijos. Le recordábamos-"con vida los llevaron, con vida los queremos" y se lo seguimos diciendo a este asesino de comunión diaria.
Mucha agua ha corrido bajo el puente en 33 años, pero la memoria está intacta. Ahora algunas sabemos lo que se ha filtrado por los que recuperaron la libertad, pero no su salud, física y mental.
Algunas de nosotras esperan, al menos un gesto de justicia. Pero la justicia tardía es sólo una mueca
Ahora se ha vuelto implantar la muerte por calles. La perpetran otros intereses, otras lacras sociales: la pobreza, la ignorancia y la droga.
A nadie parece interesarle el problema. Ninguno de los tres poderes ha hecho gran cosa para poner remedio a la impunidad ni a la inseguridad. Todos los que debieran ocuparse la pasan permanentemente en preparar elecciones, como si el único fin de la democracia fuera sólo eso: votar. Siempre estamos en campaña proselitista, lo primero, fijarse sueldos suculentos. Así dieron su ejemplo desde el Concejo Deliberante local. Lo demás se tiene claro por ser práctica permanente: el pueblo paga la fiesta. Pero, ¿qué pasa ahora con esta espiral ascendente de violencia?. Ahora no se les puede culpar a los subversivos, ahora las ideologías han muerto o están en coma. Ahora son legiones los que ruegan a la justicia que actúe. Las cárceles están llenas y las escuelas son un caos, la gente se muere de enfermedades que se creían desaparecidas para siempre: tuberculosis, dengue, paludismo, fiebre amarilla y los hospitales no tienen insumos ni personal idóneo. ¿Por qué las calles están transitadas por el dolor de madres de hijos asesinados por la sinrazón de la droga?
Muchedumbres dolientes buscan razones para tanto desastre, sumidos muchos en la confusión que enarbolan las banderas de la pena de muerte o de hacer justicia por mano propia. En tanto la televisión, la radio y las publicaciones se recrean mostrando lo que las tontas de la pasarela creen es la máxima seducción: traseros y pechugas siliconadas, sazonadas con lo más ordinario de los chismes que barbotan los tilingos del ambiente.
Pornografía a todo hora para que los giles estén entretenidos y no se acuerden de lo que tiene importancia. Hemos llegado hasta quedar indiferentes ante la violencia desatada hacia los niños, a los que ya se les está quitando el derecho de protección que por ley tiene la infancia. Lles han abierto las puertas a las drogas, han hecho negocios con el hampa y ahora hay que poner "mano dura" en lugar de usar el cerebro para aplicar las leyes justas que pasaron al olvido.
El caos se advierte en la decadencia de este país a la deriva, donde los equilibristas de la política han perdido el rumbo de tanto saltar de un partido otro. ¿A quiénes vamos a creer en este país que ha demostrado no tener límites en la impunidad y la corrupción, con valijas que van y vienen con dinero para comprar votos y todo marcha con el mayor descaro?
Si a esta democracia, que es lo que quedó hecho tiras, luego de la dictadura no la cuidamos, no la remozamos, no le inyectamos decencia, nos tendremos que resignar a volver a las "relaciones carnales" de los años 90 donde tendremos que entregar lo último que nos queda en tierras, aguas y subsuelo. Al país se están llevando a cuestas y aquí votamos y consentimos los mayores despojos, pero Tinelli ya está enarbolando de nuevo el baile de caño como máximo espectáculo para babosos, hasta con la alegría de padres que impulsan sus hijas a lucirse como prostitutas.
Si no se recuperan los valores, si no se tienen nociones de ética, la democracia que costó sangre y muerte, no será más que una lejana e inalcanzable utopía.
El país tiene aún reservas de gente decente y capaz, tiene individuos lúcidos y sanos, además tengo fe en el pueblo cuando se levanta para impedir mayores males. En el 2001, estábamos vencidos y acobardados, pero supimos levantarnos. Para que los muertos y sacrificados por la dictadura hayan brindado su sangre con sentido. Confiemos en el futuro.
Cuando se celebró con grandes fiestas la primera centuria, vino un francés que nos definió: "la Argentina crece cuando sus políticos duermen". En una de esas, para el bicentenario, les escuchemos de lejos los ronquidos y la justicia tan anhelada nos haya satisfecho.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Los síntomas de las crisis y los chanchitos degollados

Por SUSANA DILLON


Cada vez que en este país, donde el Creador derrama sus dones, entra en uno de esos períodos donde el mundo se nos viene abajo para aplastarnos sin misericordia, hay signos premonitorios o si la quieren más práctica y fácil, hay quienes la ven venir. Y como nos ocurre en forma cíclica, sería más prudente, que quienes vamos a recibir el regalito, estemos alerta.

Pero hay una contra, nosotros los paisanos de este país, como no estudiamos historia, caemos siempre en la misma trampa, o como se dice por ahí muy eufemísticamente: tropezamos con la misma piedra.

Hace años, cuando era chica ( porque alguna vez fui una inocente) las crisis nos atacaban de vez en cuando o amagaban con golpes de estado, ya estaba el fenómeno social y económico sentado en la puerta de calle y pasaban cosas terribles: la breve prosperidad se iba al diablo y nos cantaban la época de ajustarse el cinturón o pasar el invierno, resignándonos a vivir a los saltos para llegar a fin de mes.

Se perdía el empleo, había que vender el auto, cambiarse a casa más chica, yugarla más horas de trabajo y abandonar la ilusión de las vacaciones en otro lugar. Hubo quien perdió todo y quien se pegó un tiro. Pero hubo avivados que se las ingeniaron para tener el dato de irse a tiempo, igualito que Humberto Jesús con sus ochenta millones de verdes, a darles consejos a los mafiosos que lo recibieron en la bella Italia junto al Capo Berlusconi.

Pero estos años de mi vida desde el 50 en adelante, las crisis llegaron más tupidas que en tiempos pasados. Quiere decir que a los que les va bien, repiten la dosis. Siempre en río revuelto se benefician los pescadores.

En 1889, el Dr. Miguel Juárez Celman fue puesto a dedo en la presidencia por el Gral. Roca, además de hacer millonarios a sus ocho hermanos y a los demás de la banda. Luego de un breve período de tirar manteca al techo, comenzaron a brotar los bancos como hongos, dando crédito a los amigos, generándose la consiguiente crisis con corrida bancaria, los que “estaban en la cosa” se llevaron sus propios caudales y ayudaron a otros, se pisaron los depósitos y a los ahorristas los mandaron “a contárselo a tu abuela”.

Quebraron los bancos, se vino abajo la Bolsa, llegó la revolución de 1890, pero nos vino a salvar el fundador del Jockey Club don Carlos Pellegrini, que en forma clarividente logró que el pueblo pusiera “la guita” ( o la sangre) para recuperar al Estado Argentino de la ignominia que era perder el crédito ante el Imperio Británico, que siempre fue tan generoso con nosotros.

Con semejante desastre se suponía que íbamos a quedar quemados, pero el bueno de don Carlos, tuvo la idea salvadora: a las cosas feas y hediondas no hay que exhibirlas en la Historia Oficial (esa que nos enseñaron a los inocentes) de allí que se implantó “ a lo barrido, tirarlo bajo la alfombra” como el resultado de la Conquista del desierto, la guerra contra el Paraguay, el tratado Roca-Runciman, las matanzas de los peones rurales en la Patagonia, los crímenes de La Forestal...

Ningún manual tuvo algo que decir de estos hechos vergonzosos, pero quedó la espina. -¿Qué beneficio trajeron los seis golpes de Estado y los fragotes y asonadas que menudearon en el siglo XX? – Siempre quedamos peor que antes y siempre el pueblo puso los muertos. Por eso estamos como estamos.

Pero ahora los pibes que recién largaron el chupete te dicen cosas para reflexionar.

Hace unos días, en Buenos Aires, un párvulo de mi amistad se arrima a contarme sus cuitas. Me muestra el chanchito de barro donde guardaba sus monedillas, para educarse en el ahorro, señalándome: -“Mira Susa, me degollaron el chanchito con mis ahorros. Mi viejo me dijo que era para cambiárselo al quiosquero por billetes. Por cada 100 pesos en monedas, le dan 120 en billetes”.

-¿Y a vos que te da ?- le respondí como una yarará al ataque.

-“ A mí me da cinco, pero me pidió prestado los 100- susurró el párvulo.

-¿Así que ahora sos prestamista?- Ya lo voy a conversar con tu padre.

El chico sorprendido, me respondió: - “Si lo ves, decile que se los presté no que se los di ”- Como estábamos en una reunión de amigos me fue fácil encontrarlo al pie de una cerveza.

- Mira Luis, ya que estamos, me vas a sacar de un apuro. Prestame 100 pesos por un rato, a ver si llego al fondo de mi problema, le dije y tendí mi mano. Luis algo sofocado aflojó los 100 pesos, pero no pudo con su genio inquisidor: - ¿Vieja, andás en apuros?

- No, el de los apuros debes ser vos que andás degollando chanchos de los inocentes con el tema de la falta de monedas. Uds. los porteños son un portento con la economía de mercado. A los desequilibrios del presupuesto se lo hacen pagar a los más indefensos.

Salí como una tromba para el quiosco, le compré un chanchito de plástico al pibe, lo llevé ante el padre y le di los 100 pesos que me prestó el progenitor: - Ahora poné esos cien en la ranura. Así se arregló lo del préstamo. El chico zamarreó su nuevo chanchito, pero no hacía ruido. ¡Que lástima! No tenía el ruido de las rumorosas moneditas de su primer e inocente ahorro. Para no descorazonarlo, no le dije nada del responso que le di al padre, gran economista.

La cosa era dejar salvada la ilusión de los inocentes ahorros infantiles... y la figura paterna.

Después lo vi, pasando el chancho por los asistentes a la reunión: la mejor cosecha la hizo con los abuelos. El chanchito ya comenzaba a sonar.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Alborotando el avispero

Por SUSANA DILLON

Desde hace tiempo los que hemos militado y aún seguimos en la lucha por que sean ciertos los Derechos Humanos nos damos cuenta que están en el centro de una enjambrazón de avispas. Nunca se han vulnerado tanto a nos ser en tiempos de dictaduras, como ahora se está dando.
Ahí la tienen a mi inefable tocaya Susana, la Diva salió a promocionar la pena de muerte cuando se entera que le han muerto en forma violenta e inmerecida a uno de sus fieles colaboradores. Susana machaca y expresa su indignación, pidiendo más seguridad y mayores penas.
Le tengo simpatía ala eterna muchacha a la que el éxito le sonríe por que es espontánea y por eso el público le acepta hasta sus metidas de pata (o bloopers como se dice ahora con un poco de glamour). No nos podemos olvidar de aquella vez que creyó que los dinosaurios de la Patagonia estaban vivos. Bueno, las divas son así, no se preocupan de cosas tan arcaicas y áridas como los conocimientos de habitantes de la Era Terciaria. Ellas viven y hacen vivir a su público en una suntuosa nube rosada. A Susana Jiménez se la quiere y hasta la acompañan en sus expresiones. Eso se logra siendo una buena comediante y una persona querible.
Ahora habría que preguntarle si llegado el caso, ella empuñaría el arma homicida e hiciera justicia por su cuenta ya que ojo por ojo y diente por diente está permitido según más del 80% de personas que respondieron a una encuesta al respecto.
Porque la cuestión es llevar el gato al agua y si no ¿Qué Juez nos merece confianza para que ponga su firma en la sentencia?
En Norte América existe la pena de muerte y son los que tienen más ejecutados en este ranking. Siguen siendo el país más violento del mundo.
Si me preguntan que pienso sobre el particular, ya lo he dicho varias veces con mi corazón sosegado y la mente fresca: por los hijos que me mataron no quiero venganza ni más muertes. No quiero parecerme en nada a los que me los asesinaron. Amo la vida y trato de defenderla de quien sea. No soy una vieja chupacirios, pero tengo experiencia en sublimar el dolor. Tampoco perdono a los que no lo piden porque volverían a las andadas. Tengo para mí la consigna: ni olvido, ni perdón, mil años de prisión. Y prisión perpetua para los irrecuperables: los asesinos seriales, los violadores, los que construyen palacios y acaparan estancias con lo que les sacaron a los niños hambrientos en este país que se ufana de dar de comer a 300 millones de personas en el mundo.... Y nada de cárceles VIP, ni en los suntuosos departamentos familiares.
Casi al mismo tiempo tuvimos noticias de lo ocurrido en la caldeada provincia del Chaco, para que estemos sanamente entretenidos y sin recurrir a la TV chancha de chismes y bailes de caño, los perritos calientes y Tinelli baboso. En esa tierra cálida y lejana, donde reina la pareja del gobernador Capitanich, Sandra Mendoza su esposa, que también es Ministra de Salud que por un “quítame de allí esas pajas” armó por ejemplo una gresca con miembros de la Legislatura increpándolos a viva voz con el repertorio más escatológico y denuestos más groseros escuchados en tan sagrado lugar. Con estos antecedentes en su haber, la Sra. Ministra y Primera Dama Provincial, días pasados tras algunas “diferencias” con su esposo subió a una 4x4 encaró una pared y la lanzó con pericia aplastando seis vehículos de sus colegas. Algo que quedó en el Ministerio es la suerte que le habrá cabido a su gallardo esposo con dama tan circunspecta.
Las vedettes capitalinas han quedado envidiosas. En roscas bien armadas, a la chaqueña, nadie le pisa el poncho.

domingo, 1 de marzo de 2009

¡Viva el caño; el país delira!


Por Susana Dillon

Si alguien ha estudiado la historia del Imperio Británico, seguro es que se tuvo que tragar el capítulo en que la gran isla comenzó a echar buenas en sus negocios y habiendo barcos, hubo que salir a ver de qué lo llenaban para hacer que el negocio rindiera el ciento por ciento. Probaron con variadas mercaderías obtenidas en saqueos y acciones de piratas. Lo que no faltaron para conducir los ataques fueron los piratas que con buena artillería y tripulación sanguinaria la empresa estaba asegurada.
De todos los productos y tesoros, lo que más redituó fue el tráfico humano. Reflotaron la esclavitud, en épocas antiguas se había impuesto como base de la pirámide social en reinos e imperios.
Siempre los vencidos, los cazados como animales, los condenados por presuntos delitos, tenían que llevar sobre sus hombros el bienestar y la bonanza de los mejores ubicados.
Para eso estaban los piratas, excrecencia humana aceptada por la monarquía para asociarse en negocios criminales. Isabel I, La hija de Enrique VIII, que se hizo llamar la reina virgen (aunque algún pirata se hizo cargo de privarla de su doncellez), fue la que con más ahínco y satisfacción les otorgaba la patente de "corso" a quien quisiera robar para la corona, o sea: vía libre para robar, matar y esclavizar en sociedad con su graciosa majestad cuanto producto cayera en sus zarpas. En esto entraban corsarios piratas y filibusteros. Ojo, patente de corso no era cosa de bailar en los carnavales, era legal el asaltar y quedarse con lo ajeno.
Todo lo que se ganaba para satisfacer las arcas del imperio, era también parte de lo que se llamó COMERCIO LIBRE. Ese comercio libre también daba créditos y allí estaba la mejor trampa: el negocio de los intereses que terminaban de devorarse al capital de quien había confiado en la honradez del comercio libre.
Inglaterra, desde Isabel I, llegó a ser "la reina de los mares" porque su marina de guerra le permitió apoderarse de naciones a la que primero debilitaba y luego invadía a cañonazos.
Así ocurrió con China e India, poderosas e independientes en otras épocas, pero debilitadas por implantar en ellas el tráfico de drogas, sobre todo el opio.
A la China llegaron misioneros anglicanos, predicando al dios cristiano, al que ligaba con la panacea del comercio libre, luego llegaba la Royal Navy, desembarcaba los misioneros, pero detrás venían los soldados y los cañones, pero ya el opio había hecho su efecto. La población estaba dopada y sin reacción. Con los resortes de la defensa paralizados, fue fácil apoderarse de las riquezas de aquellos enormes países. Así quedaron amarrados al imperio británico ciudades como Hong Kong y Shangay, que hasta el siglo XX tuvieron la "protección" real inglesa.
El primer gobernador de Hong Kong declaró muy ufano "El comercio libre es Jesucristo y Jesucristo es el comercio libre". La guerra del opio duró 20 años. Los ingleses con algunos franceses entraron en Pekín (o Beigin), derrocaron al emperador e incendiaron sus palacios por amor a Dios y al comercio libre.
Salvando las distancias de tiempos y escenarios ¿qué le puede ocurrir a un país con abultada deuda externa o eterna, con la población en permanente crisis, enviciados por drogas de distintas procedencias y sus jóvenes y niños, con autoridades que se compran "por dólares más", con el resto de la población entretenidos entre el sexo y el chismerío más desvergonzado?
Ya nos pasó otra vez, durante el tratado Roca-Runciman, cuando Julito el hijo del general de la Campaña del Desierto, firmó el acuerdo bochornoso para nuestra economía. Se ufanó, él siendo Vice Presidente, que "nuestro país era la granja del Imperio Británico"... después vinieron los de la década infame y más cerca los tuvimos a Menem y Cavallo.
Ahora el país está en oferta: le interesa a los nuevos pulpos nuestras aguas en los glaciares, la reserva minera, los bosques que quedan, las TIERRAS que las equivocadas políticas agrarias se venden a extranjeros, los planteles de las mejores vacas del mundo que salen del país para ser llevadas al exterior a poblar otros campos, ya no los nuestros.
Los interesados, dirán más tarde "que no estamos capacitados para gobernarnos" y por lo que se está experimentando, ya tienen la excusa.
¿Ya vamos teniendo algo un poco más claro?

A los mexicanos ya les pasó con Texas. Primero compraron tierras los Yanquis en forma individual los pioneros, después se declararon ciudadanos de Estados Unidos y quisieron pertenecer totalmente a la Unión. No le dieron mucha importancia, total era un desierto, pero abajo y había un lago de petróleo. Bah!-Nosotros podemos alimentar a 300 millones de seres humanos, pero cada día dejamos que se mueran más chicos de desnutrición pero somos unos vivos bárbaros, les festejamos a Tinelli, todas las noches sin perder una, el baile del engaño que los gatos se lo pasan por lo más recóndito y él, goloso huele el caño deleitándose, mientras el país entra en éxtasis... y delira!-¡Viva el caño! -Es más divertido y calienta mejor... y así nos va.

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