Por Susana Dillon
Hace ya días, vimos aparecer unos negros nubarrones hacia el lugar que ocupan las famosas manzanas legadas en sus tiempos por la señora Adelia María Harilaos de Olmos, aclarando más tarde en su testamento la tenencia. El objeto era construir sobre ellas, escuelas o instituciones benéficas.
Así lo dispuso esta aristócrata en tiempos en que se había propuesto legar su fortuna para la educación popular y la atención de niños, jóvenes y ancianos necesitados.
Una de las obras que se proyectaron y construyeron desde la órbita nacional fue precisamente el Centro 11, que luego pasó a la provincia y de allí a nuestro municipio que lo sigue sosteniendo con el beneplácito de la población que disfruta de sus instalaciones… y cosa insólita: siendo la educación, en estos tiempos, materia abandonada, el Centro 11 es el amparo y el goce de los niños, jóvenes y ancianos que concurren a realizar actividades deportivas y terapéuticas que se concretan eficazmente, pues las instalaciones se atienden con esmero no sólo en lo que al edificio se refiere, sino en lo concerniente a la labor profesional. En una palabra, que la ciudad y su gente, en esta época crítica, adhieren a la aprobación de sus funciones para que sigan sin que haya ni modificaciones ni cambio de personal idóneo.
Pero, como cosa que funcione, es casi un milagro, hubo quien se empeñó en trastornar lo bien hecho con fines personales, a lo que era y sigue siendo afecto hasta el presente.
Sin que pocos avizoraran la tormenta, el profesor y rector del Nacional hizo funcionar su globo de ensayo, urdiendo esta intriga, con argumentos traídos de los pelos y presuntos mandatos de la donante, con fines que quedan muy claros: su propio beneficio.
Ha sido rápida la reacción de quienes han trabajado o recibido los bienes del Centro 11, se pusieron en guardia haciendo uso de la memoria.
La noche del 23 de abril, mediante un comunicado, el Gobierno Provincial puso las cosas en su sitio. No habrá tal traspaso al Colegio Nacional por más malabares ni argumentos interesados. El tema es no innovar.
El sólo constatar en el estado que se encuentra el edificio del colegio hizo erizar la piel de la ciudad entera. Las intenciones del provocador han quedado en evidencia y como dicen los jóvenes que asisten al ruinoso edificio, que hasta tiene instalaciones clausuradas por inhabitables, “el profe ha quedado al salto por un bizcocho”.
Este globo de ensayo del profesor-rector lo retrata de cuerpo entero, es probar a ver cómo le sale esta nueva estratagema para quedarse con los vueltos, como es su habilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario