Este artículo fue publicado en mayo de 2005, cuando Humberto Jesús Roggero reapareció en un programa en el canal riocuartense.
Por Susana Dillon
El Diputado Roggero en el espejo.
Humberto Jesús Roggero apareció en la televisión local luego de algunos años de retiro forzoso. El fogoso tribuno de la era menemista, con el énfasis histriónico que lo caracteriza, pontificó sobre su honradez instando a agradecerle las brillantes iniciativas puestas en práctica durante el reinado de la pizza con champagne. Pretendió dejar sentada la injusticia en que sus detractores lo sumieron, ya que ninguna de las acusaciones pueden comprobarse de lo ocurrido en tiempos en que era escena común la repartija de cargos, ñoquis, dinero, influencias, créditos blandos y favores especiales con el auxilio de los fondos secretos, sobresueldos y demás franquicias que hoy sabemos lo que son y de los que nadie pedirá cuentas, sería inútil.
El diputado Roggero, al mirarse al espejo, debe estar convencido que él es el único inteligente y que el pueblo de Río Cuarto es sólo un rebaño de lelos mansos capaces de condecorarlo a cada parrafada porque sigue con su didáctica de las horas de esplendor pero que sus coterráneos han dejado de creer. -“Los políticos no son creíbles sino en el 1%”- dijo el intrépido orador. ¿Tal vez con su oratoria logre batir ese récord?
Pero ya va siendo hora de llevarse la respuesta, al menos de los que repudiamos su presencia, a la aclaración de su conducta la noche del 15 de Mayo por Canal 13, que lo único que provocó fue indignar aún más a los pocos interesados en sus argumentos.
El Lic. Roggero repartió cargos, subsidios (a amigos con casa, automóvil y negocio), jubilaciones a quien no aportó, créditos, arregló pleitos a telefonazos, en fin, fue cuando se implantó el gran festival de favores pagados con votos.
Parientes, amigos, laderos, guardaespaldas, chupamedias, damas seductoras, operadores, asesores y cuanto vivillo medra en la política, fueron beneficiados con sus dádivas, sacadas de las arcas que sumisamente oblan los contribuyentes mientras el pueblo se sigue sumiendo en el atraso y la pobreza a la enorme mayoría de los argentinos.
Cuanto rufián y desocupado vitalicio se recostó a su sombra, a cambio de engrosarle al padrón en su favor fue catapultado a cargos relevantes. Sirve de ejemplo la conocida figura de Juan Carlos Díaz, alias Quitito, un tenebroso que gozó de su confianza, que inhibido de ejercer cargos públicos, a pesar de su condena en el juicio que se le sustanció cuando ocupó el Instituto Educativo de Crédito, se quedó con un cheque destinado a una escuela de Las Higueras, pero nuestro hombre público hizo caso omiso teniéndolo como hombre de confianza, que hasta se lo llevó a Roma para lucirlo en su staff de diplomático.
Las listas de los beneficiados conseguidas en la misma Cámara de Diputados que todavía circulan y que nadie ha desmentido (salvo dos casos) sigue derramando la generosidad de las arcas públicas manejadas por quien fue uno de los asiduos concurrentes a la gran fiesta menemista.
Las estancias, propiedades, automóviles, residencias, las ha cambiado de testaferros, para eso tiene un equipo de arreglapleitos trabajando sin descanso para poner a salvo lo que se sabe ha pasado a su poder y que saldrá a relucir bien pronto.
Las leyes que los hacen inmunes a estos funcionarios son su mayor preocupación y no las penurias del pueblo que ignora que las leyes las hacen a la medida de su impunidad.
El Congreso Nacional tiene que estar permanentemente vallado, tal es la repulsa de la gente, siendo las paredes adyacentes del imponente edificio, una denuncia permanente de los que sangran a la Nación, entregándola.
La gran mayoría de los legisladores al estilo del nuestro es abucheada y repudiada no bien salen de sus augustas butacas. Ese 1% de popularidad que se asigna el diputado, es sólo una rosada ilusión, otro cálculo optimista de los que legislan en una burbuja. Están en las antípodas de lo que el pueblo reclama y necesita. El diputado en cuestión es un exponente paradigmático de la corrupción más desvergonzada. Y si antes el país les reclamó “QUE SE VAYAN TODOS” ahora podemos decirle: ya ha abusado demasiado de nuestra paciencia y tolerancia, ya va siendo tiempo de desprenderse de lo mal habido, los niños que se mueren de hambre se lo exigen, dese cuenta que la miseria de un país rico se instaló por todos los que son como el Diputado-Diplomático. La historia de sus excesos ya se ha empezado a escribir porque queremos finalizar la era “de los que dictan trampas a las leyes”.
¡Con este Jesús no ganaremos el cielo!
Humberto Jesús Roggero apareció en la televisión local luego de algunos años de retiro forzoso. El fogoso tribuno de la era menemista, con el énfasis histriónico que lo caracteriza, pontificó sobre su honradez instando a agradecerle las brillantes iniciativas puestas en práctica durante el reinado de la pizza con champagne. Pretendió dejar sentada la injusticia en que sus detractores lo sumieron, ya que ninguna de las acusaciones pueden comprobarse de lo ocurrido en tiempos en que era escena común la repartija de cargos, ñoquis, dinero, influencias, créditos blandos y favores especiales con el auxilio de los fondos secretos, sobresueldos y demás franquicias que hoy sabemos lo que son y de los que nadie pedirá cuentas, sería inútil.
El diputado Roggero, al mirarse al espejo, debe estar convencido que él es el único inteligente y que el pueblo de Río Cuarto es sólo un rebaño de lelos mansos capaces de condecorarlo a cada parrafada porque sigue con su didáctica de las horas de esplendor pero que sus coterráneos han dejado de creer. -“Los políticos no son creíbles sino en el 1%”- dijo el intrépido orador. ¿Tal vez con su oratoria logre batir ese récord?
Pero ya va siendo hora de llevarse la respuesta, al menos de los que repudiamos su presencia, a la aclaración de su conducta la noche del 15 de Mayo por Canal 13, que lo único que provocó fue indignar aún más a los pocos interesados en sus argumentos.
El Lic. Roggero repartió cargos, subsidios (a amigos con casa, automóvil y negocio), jubilaciones a quien no aportó, créditos, arregló pleitos a telefonazos, en fin, fue cuando se implantó el gran festival de favores pagados con votos.
Parientes, amigos, laderos, guardaespaldas, chupamedias, damas seductoras, operadores, asesores y cuanto vivillo medra en la política, fueron beneficiados con sus dádivas, sacadas de las arcas que sumisamente oblan los contribuyentes mientras el pueblo se sigue sumiendo en el atraso y la pobreza a la enorme mayoría de los argentinos.
Cuanto rufián y desocupado vitalicio se recostó a su sombra, a cambio de engrosarle al padrón en su favor fue catapultado a cargos relevantes. Sirve de ejemplo la conocida figura de Juan Carlos Díaz, alias Quitito, un tenebroso que gozó de su confianza, que inhibido de ejercer cargos públicos, a pesar de su condena en el juicio que se le sustanció cuando ocupó el Instituto Educativo de Crédito, se quedó con un cheque destinado a una escuela de Las Higueras, pero nuestro hombre público hizo caso omiso teniéndolo como hombre de confianza, que hasta se lo llevó a Roma para lucirlo en su staff de diplomático.
Las listas de los beneficiados conseguidas en la misma Cámara de Diputados que todavía circulan y que nadie ha desmentido (salvo dos casos) sigue derramando la generosidad de las arcas públicas manejadas por quien fue uno de los asiduos concurrentes a la gran fiesta menemista.
Las estancias, propiedades, automóviles, residencias, las ha cambiado de testaferros, para eso tiene un equipo de arreglapleitos trabajando sin descanso para poner a salvo lo que se sabe ha pasado a su poder y que saldrá a relucir bien pronto.
Las leyes que los hacen inmunes a estos funcionarios son su mayor preocupación y no las penurias del pueblo que ignora que las leyes las hacen a la medida de su impunidad.
El Congreso Nacional tiene que estar permanentemente vallado, tal es la repulsa de la gente, siendo las paredes adyacentes del imponente edificio, una denuncia permanente de los que sangran a la Nación, entregándola.
La gran mayoría de los legisladores al estilo del nuestro es abucheada y repudiada no bien salen de sus augustas butacas. Ese 1% de popularidad que se asigna el diputado, es sólo una rosada ilusión, otro cálculo optimista de los que legislan en una burbuja. Están en las antípodas de lo que el pueblo reclama y necesita. El diputado en cuestión es un exponente paradigmático de la corrupción más desvergonzada. Y si antes el país les reclamó “QUE SE VAYAN TODOS” ahora podemos decirle: ya ha abusado demasiado de nuestra paciencia y tolerancia, ya va siendo tiempo de desprenderse de lo mal habido, los niños que se mueren de hambre se lo exigen, dese cuenta que la miseria de un país rico se instaló por todos los que son como el Diputado-Diplomático. La historia de sus excesos ya se ha empezado a escribir porque queremos finalizar la era “de los que dictan trampas a las leyes”.
¡Con este Jesús no ganaremos el cielo!
SUSANA DILLON.
Mayo 2005
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