jueves, 2 de septiembre de 2010

Café con variaciones






Por Susana Dillon


Café al chocolate con espuma de leche, chocolate rallado con café y espuma café, Bayley con whisky , charlotte, leche condensada y canela, café al amaretto, con licor de amaretto y espuma de leche, café irlandés con azúcar  rubia y crema, terciopelo de café, café irish cream con licor de café crema, licor crema de whisky en café turco, café mexicano, café méxican fino ultra, chocolate derretido, canela, azúcar nuez moscada y crema, café capuchino con vodka, con tía maría, con helado de crema americana con crema de cacao... Y no empecemos con las tortas al café con coñac y otros inventos suis-generis que se volverán locos a los mozos.
En fin, que mirando por la vidriera de una paqueta cafetería, sentado muellemente en una butaca que hace juego con el ambiente estilo Tudor, hasta le puede decir a ud, la dama de sus pensamientos: -todo lo nuestro ha terminado, no me cargosees más por teléfono. - Adiós. Pero no es cuestión de echarse a llorar ni componer un tango.-¡No señor!- un trago de café con una medida de whisky hace bajar cualquier entripado, desde un cheque sin fondos hasta los ladridos de una suegra. Todo, todo baja y se diluye, menos que te rajen del laburo justo ahora que te compraste el auto que añorabas. El café para esta circunstancia es el antídoto inmediato, si viene acompañado, mejor.
Y de dónde viene ese oscuro brebaje que nos convoca, que nos sienta a discutir sobre la cochina política, abrir el corazón para contar un secreto guardado por años y a levantar tu espíritu así sea que tu mejor amigo miró para otro lado cuando más lo necesitaste?.
                       
Viene de los tiempos en que las leyendas se tejieron antes que la historia, del centro mismo del África, de Etiopía, donde la tradición cuenta que un pastor llamado Kaldi observó que sus cabras estaban comiéndose con gran fruición las semillas de un arbusto y luego brincaba con mayor empeño que de costumbre.
Tanto le llamó la atención que probó de las semillas al momento sintiendo que se le renovaban las energías. Kaldi lo contó a sus vecinos y ya fueron muchos los que probaron su efecto.
De la aldea, la historia de las cabras inquietas, pasó a unos monjes que la llevaron a un monasterio, donde las secaron para mejor trasportar tantas semillas. Las remojaron y se tomaron de ese agua que permitió tener despiertos a los religiosos en sus largas ceremonias. Las semillas fueron llevadas a Arabia donde las plantas se reprodujeron en cantidad. Llevadas a Turquía, los sibaríticos turcos las tostaron hasta obtener mejor sabor. Otro gran admirador del brebaje, las molió agregándoles agua caliente y ¡por fin! dieron en la maravillosa infusión que invita al diálogo, a contar sucedidos y a estar despiertos antes de cerrar un negocio. 
En el siglo XVI el café viajó a América gracias a un marino francés que la llevó a la isla Martinica, donde se lo cultivó, de allí pasó a América Central y del Sur.
Cuando lo probaron los norteamericanos, lo hicieron su bebida nacional, prefiriéndolo al té de los ingleses que como lo elevaron de precio se armó tal revuelo que fue la causa de la independencia de nuestros primos ricos con su madre patria.
Francia inventó el café express y hasta le agregaron coñac, los italianos perfeccionaron la máquina siendo los primeros en exportarla.
El café solo o con aditamentos de cremas leche, azúcar, bebidas fuertes y especias es bebido en más de 4.000 billones de tazas al año. Es la bebida más popular del mundo , aliado de escritores, intelectuales, compositores, artistas y noctámbulos que encuentran en él, el compañero ideal de las noches en que las musas , por su afecto energizante les susurran al oído las mejores creaciones de su intelecto.
El éxito de un buen café debe darse sobre cuatro virtudes:
Cuerpo: da la sensación de vastedad, de fortaleza en la boca. Son fundamentales el sabor y el aroma.
Aroma: la intensidad del aroma depende del tostado. Debe ser invasivo, estimulante e invitador.
Acidez: se lo identifica por el sabor acre, agradable, es el equivalente a lo seco en los vinos a mayor tostado, menor acidez.
Blend: como el buen whisky, el blends está cuando la acidez, la dulzura, el cuerpo, y el aroma se aglutinan para contribuir a la vastedad del sabor. Llegar al blend, he aquí el secreto mejor guardado.
Solía decir mi abuelo que lo asociaba a unos nariguetazos de rapé: el café debe ser negro como la noche, y dulce y caliente como el amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario