Por Susana Dillon
Lo ocurrido con la joven que salió a correr por los alrededores de la sombreada villa serrana del Chacay que fuera duramente golpeada y arrojada a un río, mueve a quienes frecuentamos la región en busca del sociego que nos niegan las ciudades, a estar alertas: hay entre los que buscamos la tranquilidad y la paz que siempre reinaron en estas villas que tenemos cercanas, gente que no se aviene a nuestros más caros anhelos; disfrutar del sociego que brindan, tal vez con algo de nostalgia al recordar que esa fue la consigna de nuestros mayores, cuando todavía nos despertaban los zorzales y nos dormíamos cuando las ranas nos cantaban a coro las buenas noches.
Pero muy poco de aquella vida bucólica y serena nos va quedando. El caso de la joven que salió a correr en horas de mucho sol y que pasó por una circunstancia no muy clara, nos aflige, nos perturba. La vida retirada y pacífica que otrora se disfrutaba por estos rincones viene siendo perturbada por sujetos que tienen otro modo de vivir; la violencia delictiva. Mafiosos, reñidos con nuestras costumbres y modos de vida.
Ya en otras oportunidades, al tratar temas de esta alteración de la vida regional, un comisario de la cúpula de la Policía de Río Cuarto, me expresó lo siguiente: "Las Albahacas tiene la poca suerte, de que a ese lugar concurran los delincuentes de la ciudad de Río Cuarto a pasar sus vacaciones... Y no siempre descansan". Con la correspondiente alteración del orden.
¿No será prudente que, sabiendo de antemano esta proclividad de ciertos elementos a pasarlo en un lugar determinado, se aumentara la vigilancia, ya que también se sabe que hay distribución de droga y quién la pasa, expendiéndose bebidas alcohólicas a menores?
He podido ver con mis propios ojos a jovencitas y jóvenes alcoholizados y drogados, amanecerse tirados por la gramilla en inequívocas escenas que mueven a reflexionar en lo equivocados que están los padres en permitirles estas libertades que pueden costarles la salud y hasta la vida como a la chica que salió a correr por lugares ahora peligrosos ya que la sorpresa puede llegar a ser peor que un mal recuerdo de verano.
La proliferación de las drogas está dando paso a lo que se ha llamado "los desaparecidos de hoy", la delincuencia se ha ido extendiendo y opera con mayor violencia y crueldad, los ciudadanos estamos cada día mas indefensos.
¿Qué medidas se toman para que la espiral delictiva no nos devore?.
Cada vez hay mas locales de diversión que son antros no controlados y hay policía que está lejos de ofrecer seguridad. Sólo se ha probado que por dar una cuota"extra" de seguridad, se les exige a los comerciantes que viven del turismo, $ 120.00 de coima (y sin recibo), algo muy parecido a lo que impuso Al Capone en el Chicago mafioso, de la década del 30.
En nuestras cercanas sierras se está imponiendo. Abramos los ojos
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