sábado, 9 de julio de 2011

La conquista del poder y el cambio de valores



Por Susana Dillon

Como si no fuera basta, el tener que soportar el período electoral, con sus subidas y bajadas de cartel de postulantes, como si no tuviéramos otra cosa propicia para relajarnos de los apremios de nuestra existencia diaria u otra cosa para resarcirnos de las angustias que provocan los noticiarios de la T.V. y los encabezados de los periódicos, salen las vedetongas rutilantes con pedrería pero sin hilacha que les cubra las intimidades en escenas tan decadentes como las que propicia Marcelito Tinelli, para hacernos creer que está haciendo algo por los necesitados, y para coronar los versos de políticos en campaña, se nos viene Zulemita que quiere encarecidamente tener una banca en el Honorable Congreso, ya que el papá no hila ni una frase, pero se queda para levantar la mano y salvarse de que lo lleven a juicio por los casos de las explosiones de Río III y el contrabando de armas. Ahora hay que agregar los devaneos del zar de los camioneros que pretendía siquiera la vice presidencia, así lograr el tan soñado puesto, ya que plata fresca y muchos inmuebles ha logrado como para pasar el invierno.
Mas de uno, nos hacemos cruces con este verdadero frenesí que tienen algunos candidatos no bien llegan a los primeros escalones de la pirámide del poder para que se desaten frenéticos a amontonar residencias, empresas, coches rutilantes, ya sean Porchs o Ferraris, aviones, yates y vida de magnates que no se condicen con el estar compartiendo con la líder de Derechos Humanos que los ampara bajo su poncho de militante y dando por tierra con lo que supuestamente hubieran aprendido al ser adoptados como hijos, ya que esa fue la intención.
Las que quedamos en el camino estamos anonadadas por los escándalos que se ventilan a toda hora, todos los días, revolcando las reputaciones de quienes pretendimos tener como objetivo de vida la búsqueda de nuestros hijos, los desaparecidos de la dictadura y la verdad y la justicia, nos vemos en la necesidad de aclarar al menos esto.
No todas las madres, estamos salpicadas por la actuación de dos sujetos que cambiaron la militancia de las causas nobles por lo rutilante de vivir de lo que se les quitó a los "sin techo", bajo el slogan de los Sueños Compartidos.
Si la justicia, tan vapuleada y negada, no despierta de su sopor, malos tiempos se avecinan y tengo la sensación que estos escándalos que surgen a diario son para equiparar a quienes llevamos el estigma del dolor y la búsqueda incansable, poniéndonos en el mismo lugar de las vedetongas y chicas del caño que se exhiben como una burla siniestra de las mujeres que soportan el diario escándalo de lo que les hacen decir, como si todas tiráramos el prestigio a la basura, la búsqueda de treinta y cuatro años de nuestros desaparecidos. Aquí se observa que la decadencia de los valores es la causa fundamental de este estado de cosas, de ese dejarse ganar por el tanto tienes, tanto vales y el hacer burla de todo lo que sea decente y perdurable.

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