Por Susana Dillon
La noticia que el dirigente de los camioneros Hugo Moyano mandaría construir en Punta del Este un hotel de cinco estrellas a todo lujo para que sus afiliados sean los primeros en tener la satisfacción de alternar con lo más cheto del jet set internacional es digna de comentarios.
Si la memoria no me traiciona ya hubo otros dirigentes de poderosos gremios que pudieron tener los deslumbrantes yates de varios millones disfrutando del Caribe y anclando en lo más exclusivo de puertos de islas de ensueño.
Ahora no serán los capos los que se den vacaciones de magnates sino supongo, hasta el último de los camioneros para chocar vasos de Chivas Regal alternando con las reinas de la pasarela, peluqueros a lo Romano, modistos del estilo de Jorge Ibáñez y Roberto Piazza con auténticas estrellas del espectáculo bajando con ellos la escalera al cielo de la frivolidad tapaditas con plumas o bailando con el caño y pasándoselo por donde les gusta.
Los robustos muchachos del volante se lo tienen ganado y para eso se sudan la camiseta y llevando soja de la Seca a la Meca.
Después del proyecto aplazado del tren bala hagamos promesa a San Putin para que la gente de Hugo no se quede con las ganas.
Alguien muy importante dijo " que el ricaje siempre piensa a lo pobre cuando se trata de levantarlos de la miseria"
¿Saben quién lo dijo? A ver si aciertan descamisados de mi patria!
Soy de la idea que los 45.000 afiliados sigan ganando los sueldos que se merecen y gozando de los hoteles cinco estrellas, pero: ¿y lo de la igualdad de oportunidades para los restantes que nos debatimos sin agua, sin luz y hasta sin fe en el futuro?
Cuando esta noticia salió a la luz se le vinieron encima los disconformes de siempre - el hombre sólo dijo - "era una broma" y parece que esta clase de modas también las usa Cristina y su chanchito erótico.
Cuando los gansos abren el pico, sólo salen gansadas y la gente se está cansando de chistes malos.
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