jueves, 15 de octubre de 2009

Ahora, Nora y los sabuesos




Por Susana Dillon 

Elijan: " lo sospeché desde un principio" o " elemental, Watson".


La escena terminó así: el fiscal y el acusado, tomados de la mano, precediendo a los representantes del imperio (léase agente del FBI) recorrieron a paso de pesquisa los lugares donde pudo ocurrir el crimen.


Luego de algunos intercambios de palabras neutras y sin mayor definición los anfitriones invitaron a los visitantes a almorzar, como en los buenos tiempos en que almorzar en el Golf era un ritual de gente bien.


Como se puede apreciar, la justicia de Río Cuarto hasta aquí sólo  puede demostrar que Gabriel García Márquez, en cuestión de realismo mágico era y sigue siendo, un principiante.


El arribo de personal del FBI a nuestro imperio ya no concita la atención de otras épocas en que se barajaba las hipótesis más escatológicas y las sospechas más porno venidas de las elucubraciones primero de las legiones destacadas por nuestro inefable José Manuel y luego por la prensa foránea que no escatimó toneladas de infamia sobre la víctima.


El público consumidor ya está asqueado del tema y de los muchos que participaron en la tragedia, entre ellos los celebérrimos abogados que fueron apareciendo en vuelos rasantes y precios astronómicos para declamar ante las cámaras peregrinas y rebuscadas opiniones que más dieron la impresión de farsas carnavalescas.


A todo esto, el fiscal Di Santo con esa expresión que va de desde las más honda incertidumbre a la más patética ignorancia, no hace más que demostrar que no quiere llevar el gato al agua, así que de la justicia enterrada hasta lo grotesco.


Lo lamentable, es que esta gente que vino desde el Norte va a perder prestigio cuando se de cuenta que ellos también han sido burlados al llegar tarde al evento y con las pruebas borradas prolijamente, eso sí será lo único prolijo que quede para el comentario en este aluvión de disparates que exhibe el transitar de la justicia ordinaria en nuestro medio y como todos coinciden en sospechar que el crimen de la Sra. Dalmasso no tuvo como móvil alguna pasión siniestra sino una causa de dinero o propiedades escondidas en alguna garra del poder que pudo haber quedado registrada en alguna escribanía " que el tiempo ha borrado", como Caminito. Sin embargo, hay figuras omnipresentes que han dejado indelebles marcas que sin ser Sherlock Holmes pueden señalarse: el que apuntó al perejil para inculparlo y quien sacó del medio a la señora que se quedó con los lentes de la víctima muy bien pudo acomodar la escena del crimen. ¿no indujeron a sospechas?



En este reprisado sainete en que se ha convertido el caso insoluble, no nos queda más que filosofar de entre casa, o lanzamos el inocente " lo que sospeché desde un principio" o nos remontamos a las brumosas calles de Londres para escuchar el fantasmal susurro de Sherlock Holmes en su clásico y flemático " elemental, Watson.

1 comentario:

  1. Susana: no estoy intentando hacer un paralelismo, puro realismo, mágico, si cabe. Recordemos que, en el país desde donde acuden los representantes del imperio ( F.B.I), supo haber un magnicidio ( John F. Kennedy) con muerte violenta posterior del hermano del ex Presidente ( Bob Kennedy) electo en las primarias de su campaña por el manejo del partido demócrata, ambos asesinatos con soluciones " a la carta" que hubieran asombrado a la mismísima Agatha Christie...Abundaron los "perejiles", los proyectiles con direcciones variables...en fin como decía mi abuela "en todos lados se cuecen habas" y las habas son parecidas, o mejor dicho son parecidos los aderezos...
    Un beso grande (un buen y calmo día de la madre)

    ResponderEliminar