martes, 25 de agosto de 2009

Antonella Menem Pinetta.

Por Susana Dillon

La corte de los milagros del viejo y alicaído sultán ha recuperado su febril actividad.
Como la usina de chismes, que no es otra cosa que la T.V. capitalina, parece ya agotada, ha surgido prodigiosamente una nueva protagonista; a cara nueva chisme jugoso, nuevos dramas, viejas recetas.
Los ya hartos de tetas, culos y porno de las gatas que nos dicen mimosas “que te vayas a soñar con los angelitos, bombón y te muestro mis fotos calientes, etc.”, ahora nos tenemos que tragar el drama de los Menem. La nueva protagonista es la hija de Carlitos, el chico asesinado cuando jugaba a ser veloz y pagó con su vida un enjuague del que nunca se supo el autor y eso que el Califa hizo la V de la victoria a modo de contrabrujería.
Los profesionales de revolver porquerías se amontonaron como buitres sobre la chica de carita árabe, hija no deseada de madre calculadora, tío resbaladizo en la pendiente de conservar el lugar que le dieron desde el sultanato de pizza con champán.
Apareció con su drama de madre soltera con niño al pie al que ninguna abuela ni abuelo le brindó sus brazos.
La chica que llora por un lugarcito en sus afectos, quiere llevarles el vástago de Carlitos, pero no hay quórum y Zulemita saltó como yarará pidiendo que la dejen de joder a trompada limpia. La bienamada del sultán pareció una joven sin mayores luces, pero brindar esa escena gratuitamente! ¡Pensar que hasta pudo bailar con el heredero del Imperio Británico! ¡Qué decadencia m’hijita!.
La chica insiste en que quiere que el abuelo conozca a su bisnieto y el nono se escabulle, ¡él, justo que era un tigre en la catrera!.
De los parientes nadie tiene interés y el caldero es un infierno. Hay que hacerse una breve reflexión: “Si a este político de raza, amante eterno de la re-re-reelección no lo avergüenza este proceder de negarse ante lo que quedó de su hijo asesinado es porque esa familia representa una época que creíamos superada; la de seguir rifando no sólo las joyas de la abuela y las de la corona, ¡que bien le puso los cuernos la chilena ante esta negativa de hombría!.
Para broche de escena, Zulema, al ser preguntada sobre la legitimidad del nuevo heredero familiar ella que está veterana para los avatares, dio la nota faltante.
-¿El bisabuelo?, hasta puede ser el padre!
Y pensar que la ingenua Antonella dice que quiere pertenecer a aquella dinastía sin darse cuenta que está al borde del pozo de las serpientes.
¡Que familia!